Hay cosas que se ponen de moda y de pronto se habla de ello en todas partes: medios, redes sociales, conversaciones en el trabajo y con los amigos.
La ola del mundo emprendedor es un ejemplo muy claro; startups por aquí y por allá, millennials con una mente revolucionaria que se vislumbran como el futuro de México y el mundo.
Cuando un tema se posiciona de esta forma, hay historias que se que- dan en el aire y que no se cuentan.
El martes fui invitada a dar una conferencia para dar mi testimonio de vida.
La audiencia y gran parte de los organizadores eran de la tercera edad.
Cabe mencionar que este periodo considera a personas de 70 años en adelante, que bien puede ser el tío, el papá o el amigo y que no tienen nada que ver con la imagen de “viejitos” que a veces sugiere el concepto.
Fue así como se presentó Entre- canos, una plataforma para reincorporar a dicho sector a la vida productiva a través de dos vías: emplearse con una empresa o emprender.
Se tocaron temas de emprendimiento, tips para hacer un currículum y casos de éxito.
La motivación era un componen- te importante para empoderar a los asistentes y decirles sí se puede y que ellos mismos vean en la edad una oportunidad y no una barrera, un obstáculo.
Les compartí mi experiencia y cómo los constantes movimientos de la vida nos llevan a hacer elecciones, una de ellas, es no quedarse en la zona de confort y por el contrario, atreverse, romper paradigmas y emprender sin importar cuántos años tengas.
Recordé entonces que la historia que nunca se cuenta es la de los oldpreneurs, hombres y mujeres que también tiene ganas de trabajar y de crear; que tienen todavía muchas cosas que aportar con la bandera de la experiencia.
Que hay pocas iniciativas como Entrecanos y que vale la pena hablar de ellas.
Que hay que voltear a ver modelos que se están implementando a nivel mundial.
En el Reino Unido, por ejemplo, el gobierno cuenta con una iniciativa para convertir la pensión para el retiro en fondos de inversión.
Entre 80 mil y 120 mil personas por encima de los 50 años inician un negocio cada año.
La tasa de éxito de estos negocios rebasa la de emprendimientos encabezados por jóvenes y ya se han igualado las tasas de empleo de ambos sectores.
Esto, según la experiencia, beneficia a la economía y propicia que se sigan creando programas de emprendimiento.
Es tiempo de contar estas historias, inevitablemente todos vamos por allá y es un gran momento para sumarnos, desde cualquier trinchera, a este tipo de iniciativas.
Lucy Zamora
Sobreviviente del #19s
@luz_y_zamora