A falta de Cantinflas, Brozo para ?presidente

En los últimos tiempos, la política profesional se ha denigrado de tal forma que sus representantes tradicionales están siendo reemplazados por personajes cómicos de la televisión. 

 

Es el casos del presidente de Guatemala, Jimmy Morales, el propio presidente de EU, Donald Trump, que, además, fue inicialmente proyectado a la política por Los Simpson y, ahora, Beppe Grillo, comediante italiano cuyo partido político, M5S, acaba de ganar las elecciones en ese país.

 

Es paradójico que ciudadanos dedicados a giros diferentes a la política, como la actuación, tengan más credibilidad ante los votantes que los "políticos profesionales" que, se supone, han dedicado su vida al análisis de la problemática social, gestión, concertación y solución a dichos problemas.

 

Este fenómeno se repite cada vez con mayor frecuencia, lo que habla de la desconfianza del electorado en políticos amañados y anquilosados, cuyos liderazgos son producto del marketing y otros opacos artilugios, pero que carecen de elementos mínimos de conocimiento acerca del papel de un verdadero líder político, como sí sucedía en antaño, cuando su mayor  privilegio consistía en la responsabilidad de dirigir los destinos de su patria y, después, en tener la oportunidad de cristalizar sus ideales, fueran éstos de derecha o de izquierda, a fin de mejorar las condiciones de bienestar de sus países.

 

La conclusión es que el actual elector, no importa si es baby boomer o millenial, está aburrido y fastidiado  de las mismas ofertas y de los vicios que caracterizan al político tradicional, donde lo que importa es el poder por el poder, su bienestar pecuniario y el de sus famiglias

 

Ésa es la razón por la que vemos con sorpresa que políticos como Hillary Clinton o Silvio Berlusconi son derrotados por personajes de la política informal, como Trump o Beppe Grillo, Luigui di Maio, o bien, Jimmy Morales, cuyo programaMoralejas duró al aire más de 15 años.

 

La lección parece consistir en la necesidad de redignificar la política en todo su espectro, eliminando vicios, corruptelas y candidatos hechizos o mesiánicos, cuyos ímpetus están más en el "ser" que en el "hacer". 

Por: Agustín García Villa  / Analista