A siete años de la guerra en Siria

El discurso sobre la guerra en Siria, que entró en su séptimo año bajo el reflector de medios, de conferencias en Ginebra, de encuentros en París, Nueva York o Sochi, se centra en elementos geopolíticos. Se discute por qué el poder de Bashar al-Asad se encumbra y no cede a la rebelión ni a las críticas. Se señala por qué unos países sugieren intervenir, pero no lo hacen, y por qué otros, como Rusia, con un discurso opuesto al desorden generalizado, atacan en unos frentes esperando atizar otros para su conveniencia. Entre la opinión pública estadounidense y mundial hay quienes sostienen que todo es un invento de los medios para servir agendas personales o imperiales. Tras semanas de bombardeos del régimen, las defensas de Ghuta oriental, único feudo rebelde en las afueras de Damasco, se desmoronan. Ahí, los islamistas han tenido una presencia importante desde hace años. En 2012 el régimen, rodeado en su capital y aislado internacionalmente bajo la amenaza de una intervención occidental justificada por el supuesto uso de armas químicas, parecía a punto de caer. Con la ayuda de sus aliados rusos, iraníes y libaneses de Hezbolá y el uso de bombas, se las arregló para recuperar la capital y la mayor parte de su entorno. Pero no Ghuta oriental, que siguió en manos insurgentes y resistió múltiples ataques. Fuentes humanitarias han denunciado el uso de armas químicas. Damasco y Rusia lo niegan. París y Washington no han expresado ninguna certeza sobre las acusaciones, pero amenazan con intervenir. La ofensiva contra Ghuta ha cobrado un millar de muertes, 215 de niños. La mayoría de las víctimas no pertenece a ninguna organización, incluso a ningún campo. "Infierno en la Tierra", "apocalipsis", "masacre" son expresiones justas a la luz de la dura prueba de los civiles de Ghuta, aunque bien se aplican a otras batallas de la guerra que ha causado medio millón de muertos y desaparecidos. Ghuta, como Alepo, Duma o Homs, encarna en toda su crudeza: 1) los peligros que simbolizan el régimen sirio y los islamistas para el futuro de la transición en Siria, 2) la interdependencia de la dimensión social y geopolítica de la guerra para el diseño de una resolución del conflicto. En tanto, la participación y compromiso de la "sociedad civil" como primer actor humanitario en Siria muestran lógicas complejas en un contexto de violencia extrema. En los últimos meses, personas y organizaciones han trabajado para informar sobre la vida cotidiana en la zona, a través de Ghouta.com. El grupo que administra el sitio consta de 10 voluntarios de Ghuta y algunos residentes en Turquía. Otras movilizaciones se hacen desde el arte. Una exposición llamada Haneen, en Beirut, muestra la naturaleza curativa del arte. Niños sirios escribieron 39 poemas cuyas estrofas se muestran en la exposición, y 47 artistas libaneses los han interpretado en pinturas, dibujos, esculturas e instalaciones de sonido. Debajo de la desgracia, y más allá de la variedad de sus interpretaciones, sobrevive la urgencia que dio origen a las movilizaciones de marzo de 2011: la aspiración de los sirios a una vida digna y libre. Martha Tawil *Investigadora de El Colmex