Las apariencias no engañan

Andrés Manuel López Obrador lleva 18 años intentando ser presidente de la República; cero y van dos elecciones de candidato perdedor. Su consagración exclusiva a este propósito lo han colocado como el aspirante a Los Pinos más conocido, y a ello responden buena parte de las preferencias electorales que tiene, más que a que se conozcan sus propuestas o su perfil. Que no se confunda, eso no significa tener seguro el voto mayoritario. López es especialista en meterse el pie solo, cuando se sale del guión sugerido de conciliador, buena persona, perdonavidas o redentor; en pocas palabras, cuando se le escapa su yo verdadero. Hoy va en busca del poder por el poder, y quiere arrebatarlo a quienes han hecho de la corrupción y la injusticia una forma de gobierno y de vida. Eso es lo que dice, pero no planea un cambio, sino entrar al escenario para hacer y mantener las mismas prácticas. Sabe hacerlo, pues viene de esa estirpe de viejos priístas que están de acuerdo en pactar con quien haya qué pactar, y aplican eso de repartir “como regadera”, para que todos se bañen. El proyecto del dueño de Morena representa la peor de las tradiciones de este país, la que no tiene otra ideología que la alianza con lo peor del poder, que vive en sociedad con ellos, los perdona, los involucra en decisiones, y hasta los hará parte de los poderes. Los del PRI, ahora los del PAN, y los de Morena, que son lo mismo porque son iguales, son los responsables de que la corrupción y la injusticia se hayan convertido en una de las mayores vergüenzas que tenemos en el país. En México, es triste, pero la mayoría de los políticos han confundido la acción del bien común con un modo de vida lucrativo. Han encontrado en el ejercicio del poder y repartir el control sin escrúpulos, la forma de llegar a la riqueza, y en ese afán se unen a lo peor de la sociedad. No buscan servir, sino beneficio personal, no les importa cometer delitos, son capaces de lo que sea. Las apariencias no engañan, las amenazas que ha lanzado López son alertas para que veamos cómo es y cómo piensa en realidad. No se nos puede olvidar que cerró Paseo de la Reforma, la avenida más importante y significativa de la CDMX. Eso retrata de cuerpo entero al mismo que hace décadas cerró pozos petroleros, y hoy amenaza con soltar a los tigres en tierra de felinos, en donde ya tuvimos al de Huitzuco (Rubén Figueroa) que dejó muy malos recuerdos a los guerrerenses. Millones de mexicanos queremos que los políticos digan la verdad y tengan principios. Queremos que cambie la forma de hacer política, de engañar y salirse siempre con la victoria en la mano. A eso queremos apostarle, hay posibilidades y personalidades que pueden representar algo que aglutine. Diacrítico: Es el tiempo de los ciudadanos libres, es la oportunidad de que la sociedad tome en sus manos la decisión de quién quiere que lo gobierne, no votando por el conocido, sin ataduras y rechazando dádivas.