Luego decidió no repetir el caso de éxito de los años 1990 cuando México logró convencer al público americano de las bondades de un TLCAN. Luego invitó al candidato más antimexicano de la historia moderna a una visita de Estado.
Hoy escuchamos de la boca del presidente americano que nuestro gobierno metió un autogol al rogarle hacer una declaración acerca de que México no pagaría el muro. Como dicen los americanos, ¿WTF?
La ignorancia acerca de México se ha convertido en una amenaza a la seguridad nacional de México y Estados Unidos. La animosidad que se ha generado hacia México está poniendo en tela de juicio la cooperación que sustenta nuestra supervivencia.
Las tensiones se incrementan de a gratis y el gobierno no ha sabido responder.
Cuando México era un país pequeño, pobre y rural, era posible ignorarlo. Terminando la Revolución, México tenía 20 millones de habitantes que se dispersaban en 2 millones de kilómetros cuadrados. La gran mayoría muy lejos de la frontera. Gracias a la consolidación del Estado mexicano, México es hoy una nación de 127 millones de personas. Esto además de 37 millones de mexicanos y mexicoamericanos en EU. En 1920, Estados Unidos tenía 106 millones, por lo que creció aproximadamente 300%. México creció 820%. El PRI sigue viendo a México como aquel feudo que alguna vez fue, por lo que su política hacia EU es “casera”.
El escenario internacional para el país con más enemigos del mundo es extremadamente complicado, lo cual explica la preocupación de todos los presidentes americanos de la era moderna, salvo el actual, de cultivar una amplia amistad con México. Es un error grave pensar que el TLCAN es un acuerdo principalmente económico (México representa apenas 8% de la economía americana, por lo que nuestro impacto es muy limitado). El TLCAN es un eslabón clave para mantener a México dentro de la órbita de Estados Unidos, lo cual es un requisito para su supervivencia. Kenneth Smith, Juan Carlos Baker, y todo el equipo de Ildefonso Guajardo han hecho una excelente labor en lo comercial, pero los dos gobiernos, el americano y el mexicano, han menospreciado el único tema de trascendencia: el de la seguridad nacional.
En resumen, hay dos preguntas que tendrían que responder nuestros dos gobiernos: ¿cómo hacer que el crimen transnacional deje de amenazar al Estado mexicano? Y ¿cómo terminar con la migración indocumentada desde México? Resuelve lo primero y este país se convierte en un socio próspero y confiable. Resuelve lo segundo y los americanos le bajarán tres rayitas a sus despotriques xenófobos que nos amenazan a todos. Manos a la obra.