¿Por qué vemos rostros en las nubes?

Este fenómeno psicológico se llama pareidolia y sucede cuando tu cerebro reconoce patrones y los refleja en un lugar donde no existen. Dicha trampa de la mente fue inspiración para la creación de Pareidolium, de Rafael Lozano-Hemmer. La obra presentada en el Armory Show, que culminó el pasado domingo, consta de un cilindro negro que funciona como una fuente y que capta breves retratos de la gente utilizando vapor de agua fría. Los espectadores se colocan frente a la pieza y comienzan a formarse las imágenes de sus rostros, los cuales luego se proyectan en pantallas cercanas, todo este proceso con ayuda de una computadora. Sin duda, la obra es interesante y un ejemplo de la fusión entre el arte y la tecnología, no por nada el New York Times y The Guardian la calificaron como una de las piezas más sobresalientes de toda la muestra neoyorquina. Eso es el arte hoy en día, un medio para el descubrimiento, conocimiento e interacción. De nacionalidad mexicano-canadiense, Rafael Lozano-Hemmer es uno de los artistas electrónicos más vanguardistas a nivel mundial. Su interés gira en torno a crear plataformas de participación pública, usando tecnologías como la robótica o la vigilancia computarizada, rompiendo estereotipos de que México va atrás en la experimentación tecnológica. En diferentes espacios, el artista ha lamentado que a América Latina no se le reconozca como semilla en el uso de tecnología, a pesar de tener muchos ejemplos. Entonces la pregunta es: ¿por qué México no es visto como un país innovador? ¿por qué al hablar de arte mexicano sólo recordamos la pintura que retrata nuestra cultura prehispánica o indígena? Parte de la respuesta se podría hallar en la difusión. Salvo contados medios especializados, es difícil encontrar noticias de artistas como Lozano-Hemmer, Juan José Díaz Infante, Arcángel Constantini y muchos mexicanos más, quienes han desarrollado por décadas arte inspirado en la ciencia y tecnología. Sin embargo, nunca es tarde para hacerle honor a esos proyectos, cuya complejidad de relacionar la tecnología y ciencia con el cuerpo, resulta en piezas artísticas lúdicas de las que podemos disfrutar, aprender y sobre todo imaginar, tal como sucede con la ¿Cuántas veces has mirado las nubes e imaginado formas de animales, o encontrado imágenes familiares en las montañas? Por Lilia Soren