Muy al parados y evidenciados quedan los secretarios de Medio Ambiente, Tanya Müller y de Desarrollo Urbano, Felipe de Jesús Gutiérrez con el dictamen de las comisiones de Asamblea Legislativa del Distrito Federal que rechaza el Programa General de Desarrollo Urbano (PGDU). El proyecto gubernamental carece de propuestas de recuperación de áreas verdes y zonas protegidas, además de que evidencia como se favorece el crecimiento urbano a costa del ambiente.
El PGDU lo envió el gobierno capitalino el año pasado, se trata la planeación de la Ciudad de México hasta el 2030 y los diputados de la Comisión de Preservación del Medio Ambiente, Protección Ecológica y Cambio Climático indican que la corrupción inmobiliaria, la planificación pensada en términos mercantiles, la no aplicación de la ley o estrategias son las que han generado esta problemática.
Los legisladores no presentan en su dictamen cifras recientes sobre la reducción de las áreas verdes de la ciudad, pero hacen referencia a diversos estudios, por ejemplo uno de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial dice que en 2010 el 18 por ciento de la superficie de la ciudad correspondía a la zona de árboles, pastos y arbustos, pero un año antes, 2009 en otro análisis maneja la cifra de 112 kilómetros cuadrados y en 2003 128 kilómetros cuadrados. Esos reportes relajan una reducción alarmante y todavía falta actualizarlos.
Los casos más graves se ubican en tres delegaciones de acuerdo con el estudio que se hizo de 2003 a 2009. En Gustavo A, Madero se perdió más del 60 por ciento de las áreas verdes, eran 14.2 kilómetros y quedaron 5.6; en Álvaro Obregón tenían 24.59 y redujeron a 17.4 kilómetros, casi el 30 por ciento menos; en Iztapalapa eran 18.52 kilómetros para dejar 12.23, le restaron 33 por ciento. Son cifras de hace nueve años, así que todavía falta cuantificar el impacto por el crecimiento inmobiliario desmedido que ha sufrido la Ciudad de México.
En el análisis de los legisladores se destaca que ocho delegaciones están por debajo de los márgenes recomendados por la Organización Mundial de la Salud de acceso a áreas verdes por habitantes, que se estima de 9 a 12 metros cuadrados; en Iztapalapa y Tláhuac el margen es de 3 metros cuadrados; en Iztacalco de 4, Gustavo A. Madero 5; en Venustiano Carranza y Cuauhtémoc 6; Benito Juárez y Azcapotzalco 8.
Todos estos elementos no se toman en cuenta en el Programa General de Desarrollo Urbano, entonces hay una verdadera desatención por los temas ambientales en la concepción que tienen para el futuro de la ciudad.
El sismo del 19 de septiembre ocurrió después de que se presentara en la ALDF el Programa, ahora es indispensable incorporar los aspectos previstos en otras normas para que del desarrollo urbano considere cuestiones de seguridad y el concepto resilencia.
El futuro de la Ciudad de México requiere considerar al medio ambiente, de lo contrario simplemente no hay futuro, pero hay funcionarios que esos temas los dejan pasar.