Con el cucharón del pozole despachó su encuesta el prestigiado polemista y tuitero Federico Arreola. Se le ocurrió hacer su ejercicio vía Facebook, donde no hay control del universo de la muestra, de acuerdo con reconocidos encuestadores, y ni siquiera hay certeza de que sean personas de carne y hueso las que responden.
Los números de Arreola, quien después de apoyar a AMLO en 2006, luego a Enrique Peña en 2012, y ahora nuevamente a AMLO, indican que el candidato de Morena tiene 39.5 por ciento de las preferencias, José Antonio Meade 24.3 por ciento, y Ricardo Anaya 19.5.
El disparate de Arreola no es que López Obrador lleve ventaja, sino lo alto de su estimación, la cual, como veremos, carece de confiabilidad por su rupestre metodología, por llamarle de alguna manera, por supuesto. Y su consecuencia es profundizar la polarización social para justificar aquello de soltar al “tigre”, como lo advirtió su candidato.
Según él, 24 mil 130 mexicanos con acceso a Facebook respondieron a su pregunta “Si hoy fueran las elecciones para Presidente de la República ¿por quién votaría?”. Ahora bien: ¿cómo saben Arreola y su “encuestadora” México Elige si esos usuarios en verdad son mexicanos, mayores de edad y con credencial de elector vigente?
Reconocidos encuestadores nos explican que en esa red social ni siquiera se puede saber si participaron los supuestos 24 mil 130 que presume Arreola, pues un individuo puede tener varias cuentas en Facebook y votar con cada una de ellas.
Tampoco, nos comentan, es posible saber si esos feisbuqueros que respondieron a la pregunta de Arreola, son representativos de todas las regiones del país, ni si pertenecen a todos los estratos sociales y de instrucción educativa, como sí lo hacen las encuestadoras serias, que toman una muestra directa de la lista de electores.
Lo que más gracia causa a los profesionales de la demoscopía es que la encuesta de Arreola presume un margen de error de 0.8%, cuando el error está en que se lanzó a hacer una encuesta sin rigor, sin ningún soporte estadístico, ni mucho menos científico.
Muy a su imagen y semejanza.
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EN EL VISOR: Se rezagó Ricardo Anaya en la contienda presidencial, al permanecer como actor reactivo en lugar de propositivo, como lo están haciendo José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador.
Envuelto en las explicaciones sobre su presunta riqueza ilícita, el chico maravilla no encuentra la forma de ponerse un paso adelante para marcar la agenda de la campaña. Dos días después de que Meade retó a López Obrador a un debate, el panista hizo lo mismo.
Con la diferencia de que el tabasqueño ya ni se preocupó en contestarle, como haciéndole ver que la contienda es entre dos y que él no es uno de ellos.