Camino hacia la escuela que queremos, Parte II (Desafíos)

Hace una semana, en este espacio resumimos algunos de los avances en el proceso de transformación educativa desde las reformas constitucional y legales de 2013: participación de actores escolares y sociales en nuevos procesos y mecanismos, esfuerzos para ordenar el sistema y recursos focalizados para la gestión y la infraestructura escolar. Sin embargo, todavía no estamos donde necesitamos estar. Hacer realidad la escuela que queremos significa seguir avanzando. A cinco años de las reformas, enfrentamos un gran reto: fortalecer el compromiso y las capacidades de los agentes de cambio, los que realmente determinan lo que pasa en la escuela. Si las personas en oficinas administrativas, supervisiones, escuelas, instituciones académicas, organizaciones de sociedad civil y los medios de comunicación no quieren o no pueden, no llegaremos a nuestros objetivos. Y hoy no les brindamos a ellos lo que necesitan para ser transformadores activos de la educación. Por no contar con espacios y mecanismos de participación suficientes y eficaces, las familias no pueden desempeñar efectivamente su papel en la educación de sus hijos; niñas, niños y jóvenes no pueden expresar lo que quieren y necesitan aprender; las y los maestros no pueden reportar irregularidades en los procesos de evaluación docente. La falta de un marco regulatorio adecuado ha permitido la laxitud de las autoridades estatales y limitado el alcance del Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED). La falta de información es un mal generalizado en todo el sistema educativo nacional. Perjudica la planeación para aterrizar la tutoría docente y para que la formación inicial docente responda a las necesidades de las comunidades escolares. La opacidad del sistema educativo inhibe gravemente el papel de la sociedad en el monitoreo del uso de recursos para la infraestructura escolar, el equipamiento tecnológico o la reconstrucción de las escuelas dañadas en los sismos de septiembre 2017. La falta de oportunidades para desarrollar habilidades técnicas en los agentes de cambio merma esfuerzos para construir el Servicio de Asistencia Técnica a las Escuelas (SATE) y mantiene estancada a la formación inicial de docentes. La falta de recursos debilita la operación de la tutoría para docentes nuevos y la promoción en la función para docentes con resultados destacados en la evaluación de desempeño. Sólo con actores escolares y sociales, así como con los liderazgos intermedios del sistema educativo, podremos realizar la transformación que necesitamos. La solución a los desafíos que nos enfrentan actualmente está en concentrar nuestra energía en fortalecer a ellos y a su compromiso y capacidades. Jennifer L. O’Donoghue Directora de Investigación, Mexicanos Primero @jennodjod