Después de múltiples intentos por lograr claridad sobre el proceso de elección del candidato a la Presidencia de México al interior del PAN, Margarita Zavala decidió dejar más de 30 años de militancia.
La cerrazón del entonces presidente del PAN, orilló a que no obstante su legítima aspiración siendo puntera en encuestas, su convicción y comunión de valores con ese organismo político, y una vida forjada en congruencia con ellos, ella optara por abrirse otras puertas.
Como ciudadano, duele ver en qué se han convertido los partidos, el camuflaje en alianzas con ideologías irreconciliables, sosteniendo ilusos que la sociedad es ignorante y sigue ausente. Duele ver que entre la clase política decir la verdad como hábito y tener convicciones y principios, cada vez es más extraño. Duele ver a la política convertida en el arte de la simulación o de la mentira de quienes la ejercen.
Hoy los partidos son terreno fértil para la corrupción, y la injusticia su forma de vida. Carentes de escrúpulos, nos repiten en spots mensajes que se contraponen con lo que reportan las investigaciones periodísticas. Son arrogantes con los débiles y serviles con los poderosos. Hay un PRI responsable de la mayor vergüenza de México, y una revoltura de los otros, mutados a ser exactamente lo mismo.
Habiendo candidatos con cuestionados y cuestionables procederes por aclarar, como ciudadano me rescata el mensaje de Margarita, poniendo la mirada en el valor de nuestros valores, los valores de los ciudadanos libres, para abrir la posibilidad de que la política, que se ha convertido en el eslabón más importante de la cadena del poder, se reivindique.
Las formas de los partidos escapan a controles democráticos, sus aspirantes presidenciales fueron decididos, no electos. Y ante eso, haber conseguido más de 1 millón de firmas en todo el país, además de un requisito cumplido, debe tener una resignificación social.
No fue tarea fácil subir una a una cada firma, hasta lograr que 26 estados cumplieran con más del 1 por ciento de su padrón. Más de 30 mil aliados pidiendo firmas, más de 35 visitas a las principales ciudades de México, y lo más importante, la interacción con millones de personas que coinciden en que los poderes fácticos no pueden señalar qué gobiernos son los que convienen, y por eso están dispuestos a actuar, a hacerse escuchar, y a ser parte del cambio.
El reto sigue siendo la conformidad de algunos. Urge motivar a quienes ven, viven y sufren la corrupción, explotación y precariedad, pero denuncian cualquier intento de cambiar las cosas como peligroso, inaceptable o imposible.
Diacrítico: Los ciudadanos vamos a reivindicar a la política como el arte de transformar la realidad. Los partidos nos cerraron las puertas, busquemos las opciones de participación que se abren paso con valor, entre requisitos y trabas. Al elegir, busquemos la comunión de valores, no a quienes titubean entre ideologías por un hueso. Las opciones ya están, no son tres, ni tenemos que elegir entre los que ellos quieren.