Con la mayoría de los días del año con un cielo azul intenso, Vail es uno de los destinos de esquí más grandes del mundo. Cuenta con pistas de ensueño, un escenario natural literalmente increíble y la montaña perfecta para todo tipo de esquiador. Es evidente que me emociona aquella vacación en la montaña, además, se come bien.
Una oferta gastronómica muy respetable, golosa y una lista de bares y terrazas para el après ski, ya sea con chocolate caliente o un Moscow mule (yo soy de la segunda opción).
Me preguntaban dónde comer bien en Vail y casi no me cupieron los caracteres, pues hay una variedad importante. Game Creek Restaurant arriba de la montaña en plan chalet europeo es perfecto para una noche romántica, incluida la aventura de subir la montaña de noche. Una gran experiencia –me acaba de tocar con luna y es inolvidable-. La carta de vinos del lugar me gusta, me gusta mucho.
Mountain Standard es un favorito local; informal y rústico con cocina de parrilla y leña. El pollo al horno es fuera de serie y, nuevamente, grandes Moscow Mules en la barra. En plan lunch a la mitad del día –y tomando en cuenta que a mí no me parece suficiente comerme un sándwich- siempre recomiendo el 10th. Un lugar que apapacha el sabor, está en la cima de la góndola One en Mid-Vail. La vista a Gore Range invita a dar gracias, la cocina es muy rica, regional y adoro el detalle de poder comer en pantuflas para descansar un rato con una cerveza artesanal, de esas de Colorado que provocan sonrisas.
La zona es de carnívoros, y un imperdible es Flame, en el Four Seasons, cortes wagyu que bailan con buenísimas ensaladas y verduras al puro estilo steak house estadounidense. Y antes, parada obligada en el bar del hotel el Remedy Bar con los mejores mixólogos de la zona ¿Sushi?, el Matsuhisa de la firma Nobu¿Fondue?, el Swiss Chalet.
En aquellas montañas divinas hay de todo y me divierte conocer nuevos lugarcitos para comer bien y tomar un trago bien hecho. Y para los más entusiastas que, además de comer y esquiar, les gustan los eventos donde hay degustación, aplausos al recién inaugurado Beaver Creek Culinary Weekend, donde además el chef compatriota Diego Isunza del restaurante Nuestro de Casa Rodavento, Valle de Bravo, conquistó paladares. Bravo por ese short rib y mucho. La lista podría continuar, pero probemos poco a poco. Porque sí, un día de nieve, sol, frío y sabores bien logrados, quizás es un día perfecto.
POR VALENTINA ORTIZ