Parte crucial de una campaña son los viajes que llevan a los candidatos a encontrarse con los habitantes de los estados de la República. Con estilos distintos y clientelas semejantes en distintos estratos sociales, los candidatos de Morena, Al Frente por México y el PRI comenzaron a recorrer el país, en un viaje que además de hábitos y formas personales permite observar el ánimo de los electores y la estrategia de cada uno para sumar votos en su periplo por la presidencia.
El viajero más antiguo es Andrés Manuel López Obrador. Comenzó los últimos días del año pasado con una gira por el sureste. Estuvo en Chichen Itzá –“fui a recargar pilas para lo que viene”–, en un recorrido de cinco días por Yucatán; luego se fue a Veracruz, uno de los padrones más grandes del país, y visitó Tabasco y Chiapas.
En esos días López Obrador viajaba solo y otras veces se hace acompañar por un chofer y uno o dos colaboradores que no siempre son los mismos, en una camioneta en la que va puebleando hasta llegar a municipios remotos pero significativos como Chemax, Yucatán, un viejo bastión de resistencia anti priista, o Yanga, el primer pueblo de esclavos africanos liberado en Veracruz, a donde llegó los primeros días del año.
Es significativo que López Obrador haya dedicado esta primera etapa a visitar estados donde ha tenido buena cosecha de votos. Escapa a esa tesitura Yucatán, donde AMLO ha sido tercero, pero tiene muchas esperanzas en ver multiplicadas sus simpatías en un estado priista con un fuerte panismo histórico, ambos devorados por una irritación social que hace eco del discurso lopezobradorista. Al iniciar la campaña, AMLO aumentará sus recorridos por el centro y el norte del país.
En la intención de acercarse a la ciudadanía, José Antonio Meade modificó el subsidiado y aparatoso tinglado de viajes que solía acompañar a los candidatos del PRI, remolcando a un ejército de prensa. Meade viaja en aviones comerciales, eso es un acierto (que intenta desmarcarlo del tradicional dispendio priista de campaña y de gobierno) y una certeza.
No lo es, en contraste, la definición de su agenda de visitas. ¿Cómo se acuerdan los eventos del candidato? Meade fue criticado dentro del priismo por inaugurar la precampaña en San Juan Chamula, una comunidad vista como retrógrada y violenta. La modificación de la estructura de viajes ha generado dolores de cabeza en su equipo. Cuentan que es frecuente que llegue la noche sin que la casa de campaña defina qué hará el candidato al día siguiente.
Ricardo Anaya comenzó la precampaña sin recorridos y con menos intensidad que sus adversarios, pero la última semana de enero intensificó sus visitas a distintas regiones. Estuvo en Guadalajara, ciudad vital para sus aspiraciones; en Papantla y Poza Rica, Veracruz; en Puebla; en Baja California Sur y en el Estado de México, el mayor listado nominal del país, sitio obligado de visita de los candidatos cuando inicien las campañas.