México visto desde Washington

Toda esta semana tuve la oportunidad de dialogar con distintos analistas, académicos y funcionarios de Estados Unidos aquí en Washington. Que no quepa duda, hay tres temas que preocupan sobre México: seguridad interior y violencia, las elecciones del 2018 y el futuro de la relación entre ambos países. La gente que conoce esta relación estratégica sabe que existen raíces profundas que no han sido lastimadas por las fuertes declaraciones de la actual administración federal en EE.UU. Por el contrario, han salido del letargo político algunos aliados especiales estadounidenses como empresas transnacionales, gobiernos estatales, congresistas, think tanks y líderes de opinión. Apenas la semana pasada me confió el vicepresidente de relaciones con gobierno de una de las empresas financieras americanas de mayor tradición que la coalición pro-TLCAN en EE.UU ha respaldado fuertemente la idea de no permitir la salida de su país y que es necesario aprovechar la renegociación para fortalecer la competitividad regional. En esta coyuntura debemos sumar que el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSC por sus siglas en inglés) definió claramente que China y Rusia quieren disputarle a Estados Unidos el reparto del poder político y económico a nivel global. Además alertó del aumento de la presencia de estas “potencias revisionistas” en América Latina. La falta de interés estratégico de EE.UU. hacia México y América Latina vis a vis otras regiones es por la estabilidad política y económica que ha disfrutado el continente en las últimas dos décadas. Sin embargo, desde Washington ya se prendieron los focos rojos sobre la posible, aunque poco probable, intervención rusa en las elecciones de México en 2018. Lo que más preocupa es la dependencia financiera y los contratos en infraestructura estratégica que está impulsando China en la región. Esta administración republicana está volteando de nuevo hacia México y América Latina. El reto de nuestros diplomáticos y aliados es canalizar esa atención de manera positiva y no con premisas intervencionistas como las que vimos en la segunda mitad del siglo XX cuando apoyaron a regímenes autoritarios. Actores de poder en EE.UU saben que México debe seguir siendo no solo un socio comercial confiable sino un país fuerte en términos económicos y un aliado estratégico en materia de seguridad y defensa para contener, de manera pacífica, el avance chino y ruso en el continente. El próximo presidente de México debe aprovechar esta coyuntura en favor de nuestros intereses nacionales. Agenda estratégica. Leer este documento clave sobre las relaciones de cooperación militar entre los dos países escrito por Íñigo Guevara, el más importante especialista mexicano en relaciones cívico-militares en Washington y columnista de El Heraldo de México: https://www.wilsoncenter.org/sites/default/files/more_than_neighbors.pdf