China en América Latina

La gira de trabajo del secretario de Estado Rex Tillerson confirma el nerviosismo de Estados Unidos respecto a la creciente presencia de China en América Latina. La visita se ha realizado en países en donde se puede presionar más y mandar un mensaje contundente a las naciones latinoamericanas que han profundizado sus relaciones económicas y políticas con el gigante asiático. México, Argentina, Colombia, Perú y Jamaica son parte de la estrategia de redoblamiento de la presencia de EU en la región. El recorrido del jefe de la diplomacia de Estados Unidos a estos países significa la reconquista o, bien, el relanzamiento de la nueva versión de la Doctrina Monroe (América para los americanos) de 1823, sólo que ahora en lugar de evitar la expansión europea, concentraría su atención en potencias que han aumentado su activismo en la región: China y Rusia. Independientemente de esto, la visita llega tarde, más aún cuando China ha desplazado a EU comercialmente hablando y en materia de inversión extranjera directa que en algunos países: Brasil, Perú y Argentina. De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina (Cepal) estas tres naciones concentraron 81% de la inversión procedente de ese país en el periodo de 2015 a 2017. China opera y lo hace muy bien desde hace algunos años en América Latina. Hay que observar el activismo chino en América Latina a través de mecanismos de cooperación como lo son las reuniones ministeriales del Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y China que precisamente celebró su segunda reunión en la Ciudad de Santiago de Chile el 21 de enero pasado, en el cual se abordaron temas importantes para ambas partes como la agroindustria, infraestructura e  innovación tecnológica. De acuerdo a la Cepal, en el encuentro China reafirmó la promesa del presidente Xi Jinping, en el año 2015 en el marco del primer Foro Celac-China celebrado en la Ciudad de Beijín. En éste se delineó el Plan de Cooperación 2015-2019 que tiene por cometido aumentar el comercio entre China y América Latina a 500 mil millones de dólares para el 2025. El segundo objetivo es logar un monto alrededor de 250 mil millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa por ambas partes para el  2025, lo cual es muy factible de alcanzar dado que para el 2017 el monto de inversión se ubicó en alrededor de 115 mil millones de dólares, lo que representa un avance de 46% respecto a la meta. Esto naturalmente será parte complementaria de la estrategia geoeconómica que China anunció en el 2013 con su programa Una franja, Una ruta Marítima y Terrestre,  mejor conocida como la nueva ruta de la seda. Independientemente de la visita de Tillerson a América Latina, la presencia china no se podrá borrar con simples discursos o declaraciones. Los números que presenta la Cepal no mienten, son contundentes. A todo esto ¿dónde queda México? La respuesta seguramente estará en las propuestas de la nueva política comercial de nuestro país a raíz de lo que a todas luces será el resultado adverso de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN).