México aparece en medio de una lucha esquizofrénica en Estados Unidos, donde una parte de la población cree que se puede aislar del mundo y otra parte lucha por tratar de evitar lo que consideran como un error de proporciones históricas.
México y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) bien pueden ser considerados como parte de los símbolos actuales en un forcejeo periódico en Estados Unidos, donde una tradición aislacionista resurgió en los últimos años y choca con una visión de involucramiento con el mundo.
Puede ser el caso de que ninguna de las dos posturas es positiva y que ambas buscan asegurar de una forma u otra la supremacía estadounidense, pero imposible olvidar que en los últimos 70 años Estados Unidos se convirtió en eje y base del sistema económico y político mundiales, y que su retiro crearía enormes disturbios.
En ese marco, las posiciones de Donald Trump y su mensaje electoral fueron un ataque constante al TLCAN, como símbolo de acuerdos internacionales que el mandatario y sus aliados políticos acusan de propiciar el abuso contra su país, al robarle empleos y fábricas o lograr un superávit comercial que les parece incorrecto, como el de México.
Para ese grupo, el comercio y la economía internacionales son una simplista fórmula de gana o pierde.
Pero poco a poco las cosas parecen evolucionar y el bando que parece menos cerrado, o mas consciente, o es "el sistema, parece ganar terreno, aunque debe hacer concesiones en el camino".
Al menos, el presidente Trump parece comenzar a modular algunas de sus fórmulas: "Estados Unidos primero no significa Estados Unidos solo", dijo recientemente en el Foro Económico Mundial de Davos, donde también se manifestó abierto a negociar con los miembros del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) siempre que sea "en mejores términos" que los que denunció hace un año.
El TPP sin EU será firmado en Santiago de Chile la primera semana de marzo y se convertirá de inmediato en uno de los mayores bloques comerciales del mundo: sus 11 miembros —Canadá y México incluidos— representan 13.5 por ciento de la economía mundial.
Y en ese marco el mensaje constante que ha recibido Trump las últimas semanas ha sido de evitar la ruptura del TLCAN o advertencias sobre las consecuencias de ello.
Así, mientras por un lado Trump cuestionaba si México y Colombia cooperan con su país en la lucha antidrogas, el secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, señalaba la importancia de la colaboración de ambos países en el combate al narcotráfico, y lo enfatizaba durante su reciente visita a México en el marco de una gira latinoamericana.
El republicano Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, recordó que Canadá y México representan 34 por ciento de las exportaciones estadounidenses. Ben Cardin, el principal demócrata en el mismo comité, está preocupado por la forma en que Trump ha manejado esas relaciones: "creo que ha hecho daño".