Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, está por tomar una segunda valiente decisión: permanecer al frente de la administración de la ciudad, y todo indica que sería hasta el final. La primera valiente decisión ocurrió cuando al conformar la coalición Por México al Frente, la precandidatura recayó en Ricardo Anaya luego de un intenso acuerdo político entre el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y el Movimiento Ciudadano.
Se hizo un reparto de posiciones en el que Anaya se impuso a todos los posibles aspirantes. Alejandra Barrales, precandidata de la coalición Por la Ciudad de México al Frente propuso nombrar a Mancera como coordinador de campaña del joven panista. Lejos de patalear y emprender un combate frontal contra quien le arrebató la candidatura, Mancera anunció que se mantendría al frente de la Ciudad de México ya que había mucho por hacer; los efectos de los sismos dan para resto de la administración y más.
La valiente decisión de Mancera le valió el reconocimiento de la ciudadanía, sus detractores vieron su oficio político y operadores como Héctor Serrano, lo calificaron como el nuevo líder moral de la izquierda nacional. Ahora Mancera está igual que en diciembre pasado. Con la posibilidad de aceptar la candidatura plurinominal del PAN, ha tenido que soportar los desdenes de un partido que lo mira con la desconfianza del adversario.
Gustavo Madero impugnó la nominación de Mancera al senado y rechazó el nombramiento de Julio Serna como suplente. Además de los señalamientos y rechazos, Mancera enfrenta acusaciones en el sentido de que busca mantener el fuero que lo libraría de denuncias luego de concluir su mandato al frente del gobierno capitalino.
Miguel Ángel Mancera, nos dicen, analiza renunciar a la invitación de ser senador por el PAN y mantenerse al frente del gobierno capitalino, en lo que seria su segunda valiente decisión. Desde diciembre pasado opera desde su responsabilidad, el trabajo y posicionamiento de la coalición por México al Frente en la ciudad, y todo indica que así seguirá.
Sería una valiente decisión porque al terminar su gobierno no tendría fuero, enfrentaría posibles denuncias con fines meramente políticos y luego de la elección del uno de julio, esperaría una invitación por parte del triunfador: si es José Antonio Meade, la Fiscalía General de la República; si es Ricardo Anaya, si no lo tiran, alguna secretaría de estado, se presume Gobernación, y si gana López Obrador, sería altamente probable que se vaya a la banca. ¿Sobrevivirá políticamente? Eso lo determinarán sus valientes decisiones.
Corazón que sí siente
“No me tiembla la mano para sacar a los narcomenudistas de CU” dijo tajante el rector de la UNAM Enrique Graue, pero pidió que no entren grupos armados para combatir a grupos armados. Sólo desde afuera. Se antoja complicado.