¿Ni siquiera Yucatán para el PRI?

Ya ni en Yucatán se siente seguro el triunfo del PRI. Hasta hace unas semanas entre integrantes de ese partido se decía que de las nueve entidades donde habrá cambio de gobernador, Yucatán era el único estado con altas posibilidades de ganar el proceso electoral.   Dos factores, sin embargo, modificaron el escenario. Por un lado, la forma en que el Revolucionario Institucional nominó a su candidato. Emilio Gamboa, un político imprescindible en el sexenio de Peña Nieto, estiró la liga para pelear la candidatura hasta el último momento para su hijo Pablo, un joven treintañero, frente a Jorge Carlos Ramírez Marín, otro priista clave en el actual gobierno tanto en el Congreso como en el INE. En ese contexto apareció el nombre de Ivonne Ortega, yucateca que conformó un grupo opositor al priismo peñanietista. En este punto hay dos versiones: la que dice que Ivonne negoció con Peña la candidatura y la de que el gobernador Rolando Zapata presentó a su propio candidato ante el PRI nacional y que fue bien visto para despresurizar la tensión entre Marín y Gamboa.   Así apareció Mauricio Sahuí como el abanderado del PRI a Yucatán, un hombre de 41 años que fue director estatal del transporte y quien coordinó los esfuerzos electorales de su partido en 2010. Su contrincante es aún más joven y viene de ser presidente municipal de Mérida, una de las administraciones municipales en el país que, entre otras cosas por su condición geográfica y de coordinación política, prácticamente sus problemas se centran en resolver asuntos del alcantarillado, luminarias y recolección de basura. Es uno de los lugares más seguros del país.   La administración del panista Mauricio Vila, sin embargo, enfrentó acusaciones de verter ácido en coladores para echaras a perder y volver a abrir una nueva licitación, así como la de haber usado a un barrendero como prestanombres para hacer negocios por más de 7.5 millones de pesos.   Pero con todo y eso ha resultado un buen candidato frente a Sahuí, cuyos negativos son altos tan sólo por haber sido funcionario de Ivonne Ortega. Los pocos programas en que suelen enfocarse los alcaldes de Mérida le permitieron divulgar promocionales, espectaculares y otras estrategias para difundir su nombre. Vila llevó un show de dinosauros electrónicos y en los 30 o 40 minutos que duraba la fila de acceso los asistentes tenían que chutarse una serie de promocionales suyos.   El joven panista de sonrisa permanente tiene otras características que seduce a los yucatecos: es un hombre de familia, de buena casta (dueños de subway y sus suegros ricos empresarios) y guapo. “Es un buen producto”, ha reconocido un priista consultado.  Ramírez Marín, el priista que pensó que sería el candidato a gobernador y que por lo mismo se preparó bajando de peso, aprendió a usar las redes sociales como pocos de su generación y se atrevió a cantar rap en sus visitas al estado, aceptó como consolación la candidatura a senador por la vía del voto. Hará una campaña fuerte por todo el estado para tratar de contener a Vila.