¿Te ofendes si te digo idiota?

Los idiotas miran a su país y dejan pasar las decisiones, para que las tomen otros. A los idiotas no les importa la verdad, creen que siempre serán víctimas de la mentira. Andan con su pesimismo a cuestas, motor de su idiotez, como si fuera su escudo y su jactancia. Y se quejan de que seguirán quejándose porque todo, por siempre, será igual. Igual de malo, igual de triste, igual de corrupto, igual de pobre. Idiotas muchos de ustedes e idiota muchas veces yo. De haber sido definido por los antiguos griegos, México sería –en muchos casos– un país de idiotas. Para ellos, los idiotas eran los que no se ocupaban de los asuntos públicos, los que nada más se preocupaban por su realidad personal y nunca por la colectiva. Para los griegos, no pensar en el todo, no asumir la idea de que cada individuo es parte de una nación, no mirar por el bienestar del que está junto, eran sencillamente, síntomas de idiotez. Imaginen un país donde nadie se ocupa por lo que hace falta para que las cosas funcionen, para obtener riquezas para el bien de la mayoría, donde nadie pensara en leyes y nadie las cumpliera, donde nadie pagara impuestos, donde los médicos se curaran sólo a sí mismos y nadie hiciera absolutamente nada por los demás. Confundimos como estamos en nuestra pobre educación colectiva, también revolvemos dos términos importantes: gobierno y Estado, no son la misma cosa. Y cuando te robas los servicios, cuando le pones un “diablito” al medidor de luz, no le robas al gobierno, le robas al Estado. He aquí un pequeño detalle: Estado somos todos. Vaya paradoja, robarle al Estado es contribuir a la pobreza de millones. Y es, al mismo tiempo, paradigma del idiota. ¿No es un poco idiota pensar que mejor me quedo en mi casa el domingo 1 de julio, porque total no hay nada que mi voto pueda cambiar? La democracia requiere de un asunto clave del que parecemos habernos olvidado: la participación. Participar no quiere decir postularte a nada (o sí), pero sí quiere decir emprender acciones que, aunque diminutas en el contexto nacional, nos permitan cambiar lo que no nos gusta. Es idiota leer en el periódico noticias sobre corrupción y encogernos de hombros pensando que cualquiera que esté en el poder será igual. Es idiota creer que los pobres serán pobres por siempre jamás. Idiota es vender el voto y, sin duda, es muy idiota no ir a votar. Ser idiotas puede ser parte de nuestro origen, pero… ¿tiene que ser nuestro destino? Así de sencillo. OJO CON ESTO: Pronto veremos cómo, en la definición de las listas plurinominales para conformar las boletas de mitad de año, se forman dirigentes de los partidos. No crea usted que perderán la oportunidad. Mantengan la Lupa puesta sobre esos dirigentes, y pronto descubrirá hacia dónde van. asidesencillo@yahoo.com @gabrielbauducco