Uno de los logros más publicitados de esta administración ha sido la mejoría sustancial del mercado laboral. Según datos del IMSS, durante 2017, se aseguraron 802 mil trabajadores, lo cual representó, a decir del gobierno, un máximo histórico. El año pasado, la tasa de desocupación promedió 3.4 por ciento, su menor nivel desde 2005. ¿Estamos ante una era dorada para los trabajadores mexicanos? La realidad nos dice otra historia, una en la que la precariedad del salario es el día a día del trabajador.
Sí, se están generando muchos empleos, pero al analizar la estructura salarial, se observa que la calidad del trabajo se ha venido deteriorando constante y aceleradamente. En 2017, las personas que ganaban hasta tres salarios mínimos representaron 62 por ciento de la fuerza laboral, es decir, 32.6 millones, una cifra récord. Sólo 18 por ciento tuvo un ingreso mayor a tres salarios mínimos: 9.3 millones de personas, la cifra histórica más baja. El trabajador mexicano está peor pagado que nunca.
La más reciente encuesta de empleo del INEGI detalló que la ocupación total se incrementó en 742 mil nuevos puestos de trabajo, pero sólo 295 mil personas consiguieron acceso a salud. Estos números contrastan con los datos del IMSS, en el cual se registraron 802 mil plazas formales, lo que implica que del aumento total reportado por el Seguro Social, casi 60 por ciento corresponde a personas que ya tenían un empleo, por lo que no se pueden considerar como nuevos los puestos de trabajo.
El empleo creció empujado por aquellos que trabajan con sueldos menores a 5 mil pesos, es decir los que están dentro de la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación, que pasó de 13.1 por ciento en 2016 a 14.3 por ciento en 2017. Entre los trabajadores con condiciones críticas laborales están aquellos que involuntariamente tienen jornada de menos de 35 horas semanales (de las 40 que su- man los empleos de 8 horas diarias), los que trabajan más de 35 horas, pero con salarios menores a 2 mil 401 pesos mensuales (Un salario mínimo en 2017) y los que laboran más de 48 horas, pero ganan hasta 4 mil 802 pesos (Dos salarios mínimos). A esto sólo puede llamársele explotación.
A una persona que gana el salario mínimo en México, 2 mil 401 pesos al mes, no le alcanzaría para pagar los productos y servicios más básicos: el costo considerado en la Línea de Bienestar Mínimo que conforma la canasta alimentaria y la no alimentaria es 2 mil 867 pesos en las urbanas. En México, un hogar promedia 4 integrantes, lo que significa que un hogar cuyo único ingreso es el de quien gana un salario mínimo en una zona urbana no podría comprar los alimentos y servicios mínimos para ningún familiar.
La creación de empleos y el aumento de los salarios está en manos de las empresas y su productividad laboral. Pero es la labor de gobierno la que ayuda a generar un ecosistema de negocios sano, con la vigencia del Estado de derecho, la certidumbre de la seguridad y los servicios a las empresas, así como mejores escuelas y universidades en don- de se formen los siguientes empresarios, técnicos o ingenieros que demanda la realidad del siglo XXI.
El reto está en la creación de empleos con mejores salarios y lo primero es no mantener en silencio el lado oscuro del mercado laboral: los salarios miserables.
Por Fausto Barajas