Limitar la tecnología en la infancia

Desde que la tecnología está más al alcance de nuestras manos, también se ha convertido en el principal entretenimiento de todas las personas, especialmente
de niños y jóvenes.
Cada vez es más frecuente ver a familias en lugares públicos como restaurantes, haciendo uso indiscriminado de las tabletas y los celulares que casi en todo
momento tienen conectividad a Internet.
Estos aparatos electrónicos se han convertido en las nuevas niñeras, dejando a los pequeños fuera de la convivencia de los núcleos cercanos y mientras están
frente a los estímulos tecnológicos, los menores de edad tienen un comportamiento excepcional: quietos y callados. Esto responde a que los tenemos “conectados”.
Por naturaleza, los niños son inquietos y exploradores. Si los reducimos a una pantalla, corremos muchos riesgos. En principio podríamos convertirlos en personas sedentarias que a la postre tendrían problemas de salud relacionados con la falta de actividad física. Como sociedad también podríamos perder en el tema de las habilidades sociales, indispensables para relacionarnos en cualquier ámbito de la vida.
La tecnología es una herramienta muy valiosa que debemos aprovechar, pero también es importante saber establecer límites de tiempo y de contenidos. Es
cierto que no podemos marginar a los niños pequeños de este aprendizaje, sin
embargo, debemos tomar en cuenta que de acuerdo con especialistas en el tema, antes de los dos años de edad es conveniente evitar el uso de celulares, tabletas y computadoras. Exponerlos antes de tiempo podría repercutir en el desarrollo de los ojos, del cerebro, de la motricidad gruesa y fina que más tarde tendría un impacto directo en la lectoescritura. Para niños un poco más grandes también existen peligros latentes. Estudios realizados recientemente han establecido, en algunos niños, un vínculo directo entre el abuso de aparatos electrónicos y el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.
Es por eso que conviene cambiar los momentos que un niño pasa frente a un
aparato por espacios al aire libre en los que pueda realizar actividad física acorde
a su edad. Hoy en día, los parques están dotados de juegos en los que desarrollan
diversas habilidades físicas y que les representan retos.
Escalar, saltar, correr, bailar, caminar, deslizarse, columpiarse son algunas de
las actividades imprescindibles para los niños. Si desde pequeños los acostum-
bramos a ejercitarse, cerraremos las puertas al sedentarismo y reduciremos
las posibilidades de las enfermedades vinculadas a éste.
Aprovechemos para ellos y para nosotros el mobiliario y la infraestructura que algunas ciudades como la capital del país nos ofrecen en la vía pública:
parques, camellones, bajopuentes, en donde podemos encontrar posibilidades
de esparcimiento.
Fomentemos en nuestros niños una vida más sana a través de hábitos saludables que les permita tener un desarrollo físico y psicológico óptimo.
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POR ARMANDO AHUED ORTEGA