¿Dónde quedaron revolucionarios?

Es sorprendente que en un país con 10 millones de indígenas, con la mitad de la población en la pobreza, una candidata indígena a la Presidencia de la República como María de Jesús Patricio, Marichuy, no lograra el respaldo para llegar a la boleta electoral, que ni la Ciudad de México le diera ese uno por ciento de la lista nominal de apoyo. La capital del país puede presumirse como tolerante, impulsora de derechos, detonador de cambios. Fue el sitio donde la población salió a las calles en 1994 para detener las acciones del ejército en contra de los zapatistas y obligó al presidente de la República, 12 días después del levantamiento armado en Chiapas, para que ordenara el cese al fuego. “Todos somos Marcos” se repetía, porque fue un movimiento que exponía la desigualdad, el abuso y racismo que han sufrido los indígenas de este país y fue el Distrito Federal uno de los espacios donde hubo mayor empatía con esa lucha. Después de que Vicente Fox tomara la Presidencia inició la “Marcha del color de la tierra” que recorrió nueve entidades para culminar en el zócalo de la capital aquel 11 de marzo de 2001. La plancha estaba atiborrada, 200 mil personas se calcula pueden entrar, pero en todo el trayecto se estimó que un millón de personas siguió a los zapatistas, y los encapuchados agradecieron a la gente la solidaridad. Esa marcha terminó con cuatro zapatistas en la tribuna de la Cámara de Diputados exigiendo en cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés. Han pasado los años y al parecer el espíritu revolucionario de la ciudad se fue apagando, ha encontrado en las redes sociales su lugar de expresión, ya ni siquiera en charlas de café. El Congreso Nacional Indígena cuando aprobó que una vocera fuera la candidata para participar como independiente en las elecciones presidenciales, estimaba que los estados con mayor población indígena y la Ciudad de México contribuyeran para cumplir con el requisito ante el Instituto Nacional Electoral, pero no se logró. Si bien la ciudad fue la entidad donde mayor respaldo tuvo la candidatura de Marichuy con 62 mil 504 firmas, lo que representa el 83.72, no se llegó a la meta. Sólo en Chiapas y Nayarit se superó el 100 por ciento, por eso la candidata de los indígenas no estará en la boleta electoral. La visita a la UNAM quizá fue la más significativa en este proceso, Marichuy frente a la Rectoría hablaba a jóvenes universitarios y profesores; muy triste fue su presencia afuera de Bellas Artes donde a pesar de los gritos de Gilberto López y Rivas para invitar a la población a firmar y respaldar esta candidatura poco interés despertó. ¿Qué les pasó a los revolucionarios?, ¿dónde quedaron los indigenistas?, ¿qué le hicieron a sus fotos de Marcos?, ¿dónde guardaron sus zapatistas de trapo que traían de San Cristóbal?, ¿qué le pasó a esa generación?