Meade y AMLO: a lidiar con corruptos y autoritarios

Cerrado el periodo de precampañas, con candidatos en forma desde el domingo y a 130 días de la elección, Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade nos deben un deslinde urgente y contundente: el primero con el régimen autoritario de Nicolás Maduro en Venezuela, y el priista con los corruptos de este sexenio y con el gobierno de Enrique Peña, que los cobijó. De lo contrario, a Meade se le seguirá viendo como parte del engranaje que solapó, por su lento actuar, a pillos como Roberto Borge, Javier Duarte, Rodrigo Medina y César Duarte; y a AMLO como el operador en México del Eje Bolivariano, que ya demostró sus efectos nefastos y devastadores a los venezolanos. Meade, candidato del PRI-Panal-PVEM, debe ganarse al electorado, a los mexicanos de a pie que asocian, con sobrada razón, al PRI con la corrupción. Así que urge que condene al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, enjuiciado por lavado de dinero por tres mil millones de pesos, enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada y desvío de 645 millones de pesos. Urge que condene al ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, procesado penalmente por lavado de dinero, peculado, aprovechamiento ilícito del poder y desempeño irregular de la función pública. Además, a su red de corrupción, en la que 84 colaboradores saquearon 11 mil 813 millones de pesos del erario. Urge que condene al ex gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, acusado por desviar hasta nueve mil millones de pesos. Urge que condene al ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, buscado por actos de corrupción y peculado (se habla de un daño al erario de al menos mil 200 millones de pesos. En el caso de López Obrador, es urgente que de una vez nos diga si apoya o condena al régimen de Nicolás Maduro, sobre todo porque varios de sus más cercanos colaboradores abiertamente promueven que México se integre a la revolución bolivariana que encabeza el venezolano: su dirigente de Morena, Yeidckol Polevnsky; su presidente de la Comisión de Honestidad y Justicia, Héctor Díaz Polanco; su operadora Dolores Padierna y otros. Urge, porque Maduro se alió ya a un grupo señalado como terrorista por Colombia, Unión Europea, Estados Unidos y Canadá: el colombiano Ejército de Liberación Nacional, que mató a nueve mil 221 personas entre 1978 y 2015, de acuerdo con el Centro de Memoria Histórica de Colombia, y hace un par de semanas realizó 16 atentados, dejando seis muertos. A este grupo, Maduro abrió tres de las estaciones de la radio pública venezolana y les entregó el control de las despensas para pobres en la frontera con Colombia, con las que adoctrinan y reclutan venezolanos. Son los deslindes obligados para ambos. Pero Meade ya empezó, el domingo, al advertir que será “implacable” contra la corrupción. Y a AMLO, además de cobijar a señalados de corrupción, como Napoleón Gómez Urrutia, al que hará senador, aún e tiembla la lengua para, siquiera, pronunciar una mínima crítica contra Maduro.