La expectativa es alta y esperamos que la satisfagan. Si las campañas son para que tomemos una decisión informada y los tres debates que habrá son un componente primordial, necesitamos que la confrontación de ideas y proyectos de país sea lo que suceda en ellos.
Para estos ejercicios que se darán el 22 de abril en la Ciudad de México, el 20 de mayo en Tijuana y 12 de junio en Mérida, llegó el momento de que los partidos políticos no desvirtúen el propósito buscando sacar ventaja ni establezcan un guión rígido para deshacerse de cuestionamientos de fondo. Nada de preguntas pactadas a modo. Es tiempo de que dejen a un lado esos signos de pobreza democrática. Al final, ellos no ganan y los ciudadanos menos.
Al prepararse para debatir, los candidatos presidenciales Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y los independientes que logren el registro, deben conocer el tema pero no las preguntas. Este es un examen y deben verlo como la gran entre- vista de trabajo que los ciudadanos les hacemos para ver a quién de ellos contratamos para un puesto tan vital y estratégico.
Las reglas básicas, aprobadas el pasado 22 de noviembre en la sesión del Consejo General del INE, contemplan incluso que haya mecanismos para garantizar la participación directa o indirecta de la ciudadanía, que se precisarán cuando de acuerden los formatos específicos. Pueden ser preguntas mediante redes sociales o del público presente si es que lo hay.
Es importante que los moderadores tengan visión y capacidad para conducir cada debate. Los criterios que se utilicen para seleccionarlos son clave en ese ejercicio. Hay que considerar sus perfiles, cuidando ser lo más plurales e incluyentes posible. Necesitamos que participen activamente, hagan preguntas específicas sobre los temas de mayor interés y sean incisivos al pedir explicaciones claras en vez de quedarse con evasivas y retórica.
Que, en vez de sólo escuchar de los candidatos soluciones paliativas e irreales como inglés y computadoras para todos, logren que nos expliquen cómo piensan lograr que el trípode conformado por la Reforma Educativa, los maestros y su sindicato, y los padres de familia logre dar a la niñez y a la juventud mexicana una educación de excelencia.
Que nos expongan su diagnóstico sobre la desintegración del tejido social. Que nos digan qué harán para reposicionar a las familias mexicanas como el núcleo de la sociedad y combatir plagas como la delincuencia, la violencia y las adicciones. Queremos saber qué piensan hacer para impulsar la inclusión y la no discriminación de personas con capacidades diferentes desde los medios de comunicación y la política social.
El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, se comprometió a que la institución organizará debates reales. “Ahora nosotros decidimos que las reglas las vamos a poner nosotros y a esas se van a ajustar los candidatos una vez que estén definidas”. La expectativa es alta y esperamos que la satisfagan.
DIRECTORA DE AZTECA OPINIÓN