Trump, el problema de la diplomacia estadounidense

El secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, llega a México para una visita política que incluye temas como la renegociación del TLCAN, las cuestiones migratorias, mexicana y centroamericana,  la situación de seguridad, el tema venezolano y otros. La renegociación del TLCAN será parte además en un encuentro regional con la ministro canadiense de Exteriores, Christhia Freeland, y Luis Videgaray, el secretario de Relaciones Exteriores de México. El problema es que la visita de Tillerson ocurre en el marco de una cada vez mayor irritación de mexicanos y canadienses con el gobierno del presidente Donald Trump. El actual Presidente de EU llegó al poder sobre la base de "Estados Unidos primero" y de "hacer grande otra vez a EU", pero hasta ahora la formulación aparente de su gobierno ha sido hacerlo a base de insultos público o ataques. Ciertamente le ayuda ser el gobernante de la principal potencia militar y económica del mundo, una con la que nadie desearía pelear de frente, sin olvidar el sentimiento de autarquía que suelen tener los sectores aislacionistas estadounidenses. Pero en el mundo actual nadie tiene suficientes aliados, y en ese marco los gobiernos de Canadá y México, paises vecinos del elefante, deben cuidar al menos sus expresiones oficiales y están obligados a tratar las relaciones de la manera más política posible. De hecho, algunos analistas consideran que los dos países, especialmente México, están a la defensiva y dedicados al control de daños en la extraordinariamente importante relación bilateral. El hecho es que si bien es trabajo de los gobiernos el tratar de llevar en paz la relación con EU, especialmente cuando se  trata del principal socio comercial de México, la irritación es creciente y nadie espera que Trump modere sus formas. Pero al mismo tiempo la imagen internacional de EU se encuentra cuesta abajo, y la relación estadounidense con sus vecinos es seguida de cerca por otros países como señal de lo que pueda ser su relación con el hegemón. Las relaciones internacionales tienen paralelos con las comerciales: la confianza es indispensable. Y cuando ambas se suman, la suma no puede ser cero, pero entran factores que van mas allá de la consideración mercantilista o del quien "gana". En ese sentido hay también advertencias sobre consecuencias. Algunos mencionan la posibilidad de un impacto político que sería  visible en las elecciones presidenciales mexicanas de julio, cuando se considera posible la victoria de López Obrador, al parecer afín a los movimientos izquierdistas latinoamericanos, considerado por algunos como un populista de izquierda y por otros como un nostálgico de la ideología nacionalista de los 60 y 70. Antes de Trump se creía que AMLO podría ser atemperado por la realidad de una relación floreciente. Algunos dicen que la política y la diplomacia son el arte de tragar excrementos y sonreir. Gracias a Trump, Tillerson y sus contrapartes traen una mueca permanente.