México cuenta con un sistema democrático de avanzada y con una economía sana, en términos generales; sin embargo, en materia de justicia y legalidad está mal evaluado.
Esta semana, la organización World Justice Project dio a conocer el Índice del Estado de Derecho 2017-2018 de todo el mundo, y México se encuentra entre los peores al colocarse en el lugar 92 de 113 naciones evaluadas.
El estudio de esta organización —que reúne a juristas y defensores de las garantías individuales de todo el mundo— destaca que nuestro país posee un sistema de justicia criminal peor que el de Irán, y un nivel de acceso a la justicia más bajo que el de El Salvador, que ocupa el sitio 79.
En la investigación, el organismo mide, a través de ocho puntos, el nivel del Estado de Derecho. Encuestaron a mil ciudadanos y expertos de cada país para evaluar temas como corrupción, gobierno abierto, respeto a los derechos fundamentales, orden, seguridad y justicia civil y criminal.
La calificación general para México fue de 0.45 en una escala donde la máxima puntuación es uno. La justicia contra presuntos delincuentes y la efectividad para dictarles sentencia, fue la peor calificada, con 0.30 puntos.
Estas son algunas pinceladas de cómo ven ciudadanos y expertos el Estado de Derecho en nuestro país y se dan a conocer a unos días de que concluyan las precampañas rumbo a la Presidencia de la República.
No sería mala idea que los equipos de Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade y Ricardo Anaya se echarán un clavado en el estudio, porque es muy probable que de ahí surjan grandes propuestas, no sólo para cambiar la percepción, sino una realidad que nos duele a todos los mexicanos.
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Ya pasaron cinco meses de los sismos que devastaron algunos estados como Chiapas y Oaxaca, pero la cosa ha cambiado muy poco o nada en algunas zonas afectadas, como el Istmo de Tehuantepec.
En Juchitán la gente sigue durmiendo en la calle, entre el cascajo y la pobreza. El apoyo económico, material y moral, que en su momento recibieron por parte de las autoridades federales, se detuvo.
Ese fenómeno, nos cuentan políticos y funcionarios oaxaqueños, ha generado no sólo decepción, sino también enojo. Creen que toda la ayuda que les tocaba fue enviada a Chiapas por cuestiones electorales.
Y quienes creen eso, dicen que de poco sirvió descobijar a los oaxaqueños porque el proceso de elección de candidatos entre el PRI y el PVEM terminó haciéndoseles bolas.
Y lo peor de todo, es que le ven pocas posibilidades al tricolor de ganar las senadurías y diputaciones federales que estarán en juego en territorio oaxaqueño, porque Morena avanza a paso veloz. Otro pendiente para Enrique Ochoa.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Una vez que tienes esa reputación, la gente ve controversia en todo lo que dices. Incluso cuando no dices nada.”
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