Cuarón, el dictador

Hay un grupo de artistas que se comportan como dictadores. Un ejemplo es el cineasta Alfonso Cuarón, que anteayer puso un tuit incendiario contra la empresa Cinemex en el que calificó de “ofensivo e indignante” que, según él, se haya eliminado de la programación de estrenos la película La Región Salvaje, del novato director Amat Escalante, especialista en generar pirotecnia alrededor de sus filmes —que poca gente ve—. Detrás del tuit de Cuarón hay una exigencia a Cinemex para poner la película de Escalante en las salas de cine. A fuerza. Pero este tipo de reclamos, tan comunes en el mundo artístico mexicano, son veneno en un sistema económico libre: implican obligación sin una lógica económica. Si Cinemex elimina una película de su cartelera, o si reduce el número de salas donde se exhibirá o si, por el contrario, la pone en todas, está en su pleno derecho. Llama la atención que esta defensa entre cineastas se perciba legítima, cuando no lo es. Incluso podría ser violatoria de la Ley Federal de Competencia Económica, porque dos agentes económicos competidores (Cuarón y Escalante) estarían coludiéndose frente al exhibidor. Además, no imagino al Director General de Nestlé, por ejemplo, haciendo una férrea defensa pública de su competidor Kellogg, o reclamando a Soriana porque redujo el espacio en el anaquel para las Zucaritas. Tampoco imagino al CEO de Huawei defendiendo al de Sony porque Liverpool quisiera reducir la venta de smartphones de la japonesa. Pero en el mundo del arte no piensan que están en una industria. Se perciben a sí mismos en una categoría superior y creen que sus creaciones, al acumular algunos premios, deben ser consumidas por el público. Y ahí está el problema: en el “deber”, porque, al asumir magnas sus propias obras, nos endilgan a los demás la obligación de ver su cine, independientemente de la oferta y la demanda. Las “deben” exhibir y las “debemos” ver, pues basta la maestría con la que fueron concebidas y ejecutadas para maravillarnos. Ellos, gigantes de la creación, nos muestran el camino. Y encima de todo les pagamos sus creaciones con nuestros impuestos. Imcine dijo que la película de Escalante cuenta con recursos de dos fondos públicos: Foprocine y Eficine. Esta película es de terror, un género con amplio público en el país. Quizá sea un exitazo en la taquilla a partir de mañana que se estrena. Ojalá, para que finalice la costumbre de este director de solicitar recursos públicos para financiar sus caprichos. ¿O siempre pensará vivir del dinero que todos le pagamos al SAT? DÍAZ de LEÓN + PRODUCTIVIDAD El Gobernador de Banxico aseguro ayer que debemos resolver cómo hacer la mano de obra más productiva para que los salarios nunca se eleven desvinculados de las ganancias en productividad. Si no… habrá presiones inflacionarias. Columna anterior: AMLO no puede revertir lo que vivimos ayer