El Partido Revolucionario Institucional se ha convertido en un lastre para la imagen y propuesta de José Antonio Meade Kuribreña, quien sin ser priista, usa el andamiaje y el posible voto duro para alcanzar la Presidencia de México.
En este tiempo de precampaña quedó demostrado que la imagen del PRI y la de sus miembros, entre ellos gobernadores que se robaron el dinero de los estados que gobernaron, obra totalmente en su contra; es tal el rechazo, que buena parte del electorado no ha escuchado, leído ni comprendido cuál sería el plan de gobierno del único candidato que ha ocupado cuatro secretarías de Estado y técnicamente sería el más capacitado para la toma de decisiones al frente de la Presidencia.
En redes sociales se leen comentarios en favor de su talento y conocimiento, pero “... sólo por ser del PRI no votaría por él”, escriben algunos seguidores.
José Antonio Meade tiene frente a sí, y de cara a la campaña electoral que inicia a finales de marzo, la delicada decisión de mantenerse tal y como está, cargando los errores y la maltrecha imagen del partido que lo postula o andar el mismo camino que buscó Luis Donaldo Colosio en 1994, de deslindarse del PRI para presentar un programa propio de campaña y de gobierno; conocemos el resultado de esa decisión.
El grave desatino de Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI, de llamar “prietos” a los militantes priistas que “brincaban” al Movimiento de Regeneración Nacional en Tabasco y subirlo a sus redes, fue entendido por la opinión pública como un acto de racismo en una población que en su mayoría es de tez morena.
Ha sido el peor momento del PRI durante la precampaña y la peor herencia para la campaña de José Antonio Meade. Trasciende que el hecho provocó la ira del presidente Enrique Peña Nieto y de uno de los hombres más poderosos del priismo nacional, Joel Ayala Almeida, secretario General de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado. Poseedor del voto duro más importante para el PRI, Joel Ayala exigió la salida inmediata de Ochoa Reza de la dirigencia nacional, sin embargo, Meade, en un acto políticamente correcto, dio un voto de confianza a Ochoa y anunció que se deslindaba de los problemas y errores, más no del PRI.
¿Habrá sido la decisión correcta? Imposible saberlo antes del inicio de la campaña. Lo que sí es claro, es que remontar un tercer lugar, según algunas encuestas, de aquí al 1 de julio se antoja casi imposible y más aún, si se trae una enorme roca amarrada al pie.
CORAZÓN QUE SÍ SIENTE: Nos salió barato. Un terremoto, ahora de 7.2 grados, con epicentro en Pinotepa Nacional el viernes pasado, provocó terror en los habitantes de la Ciudad de México, pero no colapsó ninguna estructura, sólo regresó el miedo de morir aplastado debajo de un edificio. Llamado de la naturaleza de que esta historia aún no termina.