En 2006, Andrés Manuel López Obrador arrancaba su primera campaña por la Presidencia con una ventaja que hacía pensar a los analistas en un triunfo inevitable. Sin embargo, conforme fue avanzando la campaña, acumuló una serie de errores que le impidieron consolidar la victoria y generaron el escenario idóneo para que el PAN se alzara con el triunfo.
Hasta hace poco, en la Ciudad de México muchos daban como un hecho inevitable el triunfo de Claudia Sheinbaum, la candidata de Morena a la jefatura de Gobierno. Hace tres meses, arrancaba con una cómoda ventaja, pero a diferencia de AMLO, ella parece no haber aprendido de los errores pasados.
Esa percepción de un triunfo inevitable de Morena se ha venido diluyendo hasta al punto de que al día de hoy parecen estar preparando el escenario de un posible conflicto postelectoral previendo su derrota.
Los errores comenzaron con el proceso que llevó a Sheinbaum a la candidatura de Morena. Rompieron las reglas electorales realizando una campaña anticipada, lo que hace a su candidatura jurídicamente vulnerable.
Con Andrés, guarda diferencias importan- tes, dos de ellas, la experiencia y la habilidad política. Mientras Obrador cometió tres errores estratégicos en seis meses que lo llevaron a perder la Presidencia, ella ha cometido los mismos errores, pero en tan solo una semana.
Primero; su opacidad. Andrés Manuel pagó el costo de haber sido opaco en el manejo de la información de su obra insignia, los segundos pisos del Periférico, decidió reservar la información hasta 2024, curioso, por recomendación de la propia Claudia Sheinbaum.
Su discípula parece no haber aprendido: trato de reservar la información del Colegio Rébsamen. Por fortuna, el InfoDF desclasificó los documentos y ordenó su difusión.
El segundo error que Andrés cometió ante el temor de ser exhibido y perder su aparente ventaja inalcanzable, fue rehuir a la posibilidad de debatir con los otros candidatos. La semana pasada, Claudia decidió no asistir a un debate convocado por Joaquín López-Dóriga, argumentando respeto al período de intercampañas, más tarde el propio INE, a consulta expresa, negó que el haber acudido al debate hubiese constituido alguna violación.
Finalmente, uno de los errores más costo- sos para Andrés Manuel, fue descalificar a las instituciones; desde antes de la elección ya hablaba de un grande fraude en su contra como el posible motivo de la derrota, en entrevista con un diario de circulación nacional, Claudia mencionó: “la única opción de que nos ganen es con fraude”, la declaración pone en entredicho a las autoridades electorales y contempla la posibilidad de perder, pareciera que prepara un conflicto poselectoral. Los resultados de hacer esto son ampliamente conocidos.
En definitiva, Claudia no es Andrés, el segundo aprendió de sus errores pasados y los convirtió en ventajas, ella parece no aprender. No puede dejar de recordarme al 2006.
CONSULTOR POLÍTICO, PRD