19 de septiembre, en el mismo punto

Se cumplen cinco meses del sismo, los avances en materia de reconstrucción son casi imperceptibles, pero hay una crisis de por medio y los damnificados con la incertidumbre de que pasará con sus viviendas perdidas. El viernes 15 de febrero se hizo pública la renuncia de Ricardo Becerra como comisionado para la Reconstrucción, después vinieron las dimisiones a ese órgano de Mauricio Merino y Katia D’Artigues, por el enfrentamiento directo que tuvieron con la Asamblea Legislativa del Distrito Federal por el manejo de los recursos. Desde el principio fueron evidentes las diferencias y contradicciones entre las instancias de gobierno y los diputados. En el Decreto de Reconstrucción que se publicó una semana después del sismo establecía un Órgano Colegiado para hacer más efectivos los trabajos de la Comisión de Reconstrucción, que estaría encabezado por la Secretaría de Gobierno, en la Ley de Reconstrucción se mantiene esa figura; pero la Comisión de Reconstrucción planteó un Comité presidido por la Secretaría de Finanzas y así lo plasmó en el Programa. El asunto es que a lo largo de estos cinco meses no tuvieron un trabajo coordinado, la Comisión por un lado y la ALDF por otro; la Secretaría de Finanzas con una visión del gasto y los diputados con otra. Ricardo Becerra hacía sus recorridos, más de 150 aunque uno de ellos es el que todos recuerdan por el reclamo de los mezcales; mientras que el diputado Leonel Luna recibía damnificados sin convocar a los miembros de la Comisión de Reconstrucción y ofrecía casitas antisísmicas. Ante la descoordinación el resultado es evidente. La Plataforma CDMX donde se iba a presentar toda la información sobre el sismo, desde las afectaciones hasta el uso de recursos públicos y privados, no funciona como se esperaba, es un proyecto que quedó a la mitad. La Secretaría de Obras dijo que la demolición de edificios afectados concluiría a finales de 2017, objetivo que no se cumplió pues sólo tienen registrados 62 inmuebles derribados; mientras los habitantes de la ciudad vemos como fantasmas los edificios cubiertos de mallas negras. Tampoco hay claridad respecto al padrón de damnificados, dejar que pasara tanto tiempo resulta incomprensible y sólo despierta sospechas. Son 153 días desde el sismo y en el Programa de Reconstrucción no se dan cifras totales de personas afectadas, pero si de diversos censos que van a integrar y coordinar. En su carta de renuncia Ricardo Becerra explica que recibió dos oficios de la ALDF, ahí los diputados reiteran que los recursos para la reconstrucción ya fueron decididos y él afirma ignorar la justificación y las prioridades que han orientado el gasto de los casi 8 mil millones de pesos. El presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF, Leonel Luna simplemente dijo que “Becerra no tomó en serio su tarea”. Estamos como al principio y se vuelve a preguntar quién encabezará la reconstrucción, cómo y para cuándo.