Armas y muertos; hipocresía y dinero

Es una situación que se repite ya demasiado en Estados Unidos: otro tiroteo escolar, esta vez en Florida, y con un saldo de 17 muertos. Entre las víctimas, un jovencito mexicoamericano de 14 años, Martín Duque Anguiano, y un venezolano de 17, Joaquín Oliver, que llegó a EU a los tres años con su familia, huyendo del régimen chavista, y que apenas consiguieron la ciudadanía estadounidense el año pasado. Muchos no sabían pronunciar correctamente su primer nombre y le dieron el apodo de Guac, como el guacamole. Y las reacciones al tiroteo de muchos políticos no son nada nuevo. Algunos republicanos aseveran que es necesario enfocarse más en la salud mental y no en las armas. Pero claro, cuando la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) es una de las organizaciones de cabildeo más poderosas del país, ofrecer oraciones es mucho más fácil que hacer algo concreto sobre el descontrol en cuanto a las armas de fuego. Hubo varios años, hubo una ley que prohibía la portación civil de armas de fuego ­—en particular las de estilo militar— pero ante la presión de la NRA, los legisladores la hicieron de vigencia temporal y ya no existe. Por eso ese joven de 19 años pudo comprar sin retraso el arma de fuego que usó en la matanza del miércoles. Peor aún, el estado de la Florida tiene las leyes sobre armas de fuego más permisivas y tolerantes en la nación. Ahí es más fácil comprar un fusil como el AR-15 usado en la masacre de esta semana, que una pistola, y los mismos legisladores del estado que hoy comentan apenados la situación son los que facilitaron la compra. El senador republicano Marco Rubio, por ejemplo, votó a favor de eliminar restricciones implementadas durante la administración del presidente Barack Obama, que dificultaban la venta de armas de fuego a personas con problemas mentales. La derogación de limitaciones fue firmada por el presidente Donald Trump. La excusa de Rubio y del resto de los legisladores que se pronunciaron contra la prohibición, fue que impediría que muchos buscaran tratamiento para trastornos mentales porque aparecería en la solicitud en la compra de armas. Pero Rubio, y otros como él, votaron además a favor de recortar programas de servicios de salud mental. El mismo senador Rubio también tiene el gusto de estar entre los mayores receptores de fondos electorales de la NRA: casi cuatro millones de dólares para su más reciente campaña, en el 2016, el mismo año que la asociación aportó 30 millones de dólares a la campaña de Donald Trump, más que a cualquier candidato presidencial en la historia. Y como en otras ocasiones de muertes con armas de fuego, hay rabia, y gente que pide se haga algo, y expresiones contritas de legisladores, pero… falta ver si por ser un año electoral en el Congreso y con un Presidente poco popular, si en verdad los votantes se hartan y envían un fuerte "no" a los que están políticamente endeudados al NRA. POR PATRICIA GUADALUPE *Periodista