Lucy Zamora: Míralo a la cara y con la frente en alto

Todos experimentamos pequeños sismos emocionales, réplicas y movimientos que nos cimbran en mayor o menor grado. Suceden a diario y a veces los volteamos a ver, otras no. A veces nos ocupamos de aquel movimiento, pero otras tienen que ocurrir un derrumbe para ocupar- nos, o preocuparnos (una cruda comparación). Ésta es una de las reflexiones que comparto en mi conferencia y apelo a que la audiencia recuerde todas esas situaciones que nos enfrentamos a diario; situaciones a veces cotidianas pero que nos afectan o quizá acontecimientos más complejos como un cambio de trabajo, una separación o una pérdida Todo ello para juntos cuestionarnos ¿cómo son nuestros cimientos? ¿Quiénes son mis pilares? ¿Quién soy? Lo primero que hice, luego del derrumbe en Álvaro Obregón 286, fue pensar en mi hermana, me agarré de su amor, de su ternura, de nuestra historia y de todo lo que nos faltaba por compartir. Fue un pensamiento automático que en pocos minutos redujo mis posibilidades de acción a una sola: luchar. Hoy, en esta nueva etapa de mi vida, me he vuelto más analítica de mi entorno, de la gente que se me acerca, de mis seres queridos y también en cómo vivo mi vida. La conclusión apunta hacia dos direcciones: la primera, hacia quienes aprendimos de este acontecimiento y nos atrevemos a analizar aquello que nos cimbra, pero sobre todo a tomar acciones. La segunda apunta a un escenario de los que juegan el rol de víctima de la vida y viven sin estructuras ni pilares ni el mínimo intento de autorreflexión. Es claro que no se necesita estar bajo los escombros para experimentar un encierro y que afortunadamente hay quien vive en la búsqueda constante de un “para qué” y lo persigue pese a las adversidades. Estos movimientos de la vida son cíclicos; a veces pareciera que se repiten o que no aprendimos, a veces son muy duros otras evidentes. Y de eso se trata la vida, quien nos dijo que sería fácil o justa o feliz o que no tendríamos que luchar. Nietzsche decía: “No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas: míralo a la cara y con la frente en alto”. Y esto es lo que hoy comparto con la gente; no fue fácil lo que me pasó y por supuesto que me cuesta trabajo, y me enojo y me frustro. Pero también entiendo, acepto y analizo; lo miro a la cara. Hoy sé que soy quien soy, no por haber superado la situación y sonreído al momento de mi rescate. Soy esta mujer por haber entendido qué me cimbró en el pasado y aprender de ello; por fortalecer mi estructura, trabajar en mis pilares y forjar los cimientos de mi propia vida; por voltearme a ver.  
SOBREVIVIENTE DEL #19S