Una tarde de este invierno, Luis Donaldo Colosio Riojas entró en una cafetería de Monterrey, Nuevo León, donde lo esperaban impacientes dos amigos suyos de la universidad. El joven abogado de peinado perfecto jaló la silla de la mesa, tomó asiento y antes de dar la noticia esperada a los otros dos abogados, jóvenes también, se frotó las manos.
“Señores, ya saqué la visa: ¡Vamos al Congreso!”, dijo y emitió una sonrisa. Colosio, hijo del candidato presidencial del PRI, asesinado en un acto de campaña en marzo del 94, se refería al visto bueno de su esposa, quien decidió apoyarlo para buscar una diputación local por Movimiento Ciudadano, después de 15 años de propuestas del Revolucionario Institucional para hacerse de una diputación por la vía directa u ocupar cargos en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Samuel García, un litigante fiscal de 30 años que hasta hace dos años se hacía cargo de un despacho privado de su propiedad, fue el artífice de que por fin Colosio aceptara entrar en la política. También convenció a Agustín Basave Alanís para hacer el 1, 2, 3 en Nuevo Léon. Colosio va por la diputación local, Basave por la federal y García por la senaduría.
Las posibilidades de que los tres norteños lleguen son altas en un estado donde la figura del independiente Jaime Rodríguez, El Bronco, se desbarrancó, después de abrirse espacio en el sistema a través de las redes sociales. Sin embargo, el contenido de El Bronco gobernador rápido se vio torpe y absurdo tanto en Twitter y Facebook ante la aparición de Samuel García, quien a pesar de ser un diputado local tiene mayor interacción que López Obrador, el aspirante presidencial con mayores impactos en redes. Aunque con menores seguidores, García duplica las interacciones.
El Bronco tiene un rechazo de 70 por ciento de la población y García además de estar en las nubes de la popularidad se hizo de la Presidencia del partido Movimiento Ciudadano después de denunciar actos de corrupción en el estado y hacer transmisiones didácticas en redes, a menudo, con un plumón y un pizarrón para explicar con peras y manzanas los problemas del estados.
García quiere la senaduría para impulsar una nueva reforma fiscal y los tres también buscarán cambiar la constitución de Nuevo León, un estado clave en el mapa electoral porque lo que allí pasa repercute en el resultado de las presidenciales.
Aunque no se consumó la alianza con el PAN en el estado, el arrastre, que tengan esos muchachos será clave o no para Ricardo Anaya, quien también aparecerá con la boleta electoral de MC. Todo depende de cómo vayan a votar los ciudadanos, si al seguir a los tres abogados también siguen o no a Anaya. Quizá la ventaja para el panista es que en Nuevo León no quieren saber nada del PRI y Andrés Manuel no pinta en la tierra de la arrachera.
Ya veremos si estos tres jóvenes entrados en los 30 de edad forman en verdad una nueva generación de políticos –Colosio Rojas tiene el reto de su vida– o si terminan devorados por el sistema.