Comodinos

Los miembros del Comité de Desarrollo Deportivo de la Federación Mexicana de Futbol proponen abolir el descenso y el ascenso en el balompié nacional. Se trata de una iniciativa totalmente antideportiva que favorecerá a los equipos de media tabla para abajo, pues estarán a salvo de descender a pesar de su mediocridad. Unos comodinos. Por su parte, ¿qué motivación tendrán los equipos de la Segunda División si saben de antemano que no podrán ascender?, ¿qué pensarán los patrocinadores de los equipos de la liga de ascenso?, ¿les convendrá seguir apoyando comercialmente a escuadras que se van a paralizar durante cuatro años? Abolir el descenso es el abusivo arte de eternizar franquicias, sin importar si su desempeño deportivo es de baja calidad. Con la eliminación del ascenso, el futbol seguirá concentrado en los mismos estados de siempre y nulificará las esperanzas de mostrarse en el máximo circuito de plazas diferentes como Zacatecas, San Luis Potosí, Sonora, Yucatán o Quintana Roo. La Segunda División se empantanará. El público va a alejarse de los estadios. Esa división se convertirá entonces en el auténtico reino de los partidos amistosos. Dice Enrique Bonilla, presidente de la liga, que el objetivo es que los clubes se conviertan en verdaderas instituciones. Bien, pero, ¿a poco no hay manera de fortalecer instituciones sin tener que faltar al deportivismo? La idea todavía no ha sido votada, pero es tan escandalosamente desafortunada que ya ha causado un gran revuelo y el consiguiente descontento de los propietarios de clubes de la confederación abajeña que han puesto, con toda razón, el grito en el cielo. Su inversión no rendirá frutos y sus franquicias se devaluarán irremediablemente. Se dice en los corrillos futboleros que se podría com- pensar económicamente a los equipos del ascenso que lo merezcan, pero esa tampoco es una solución. Aunque las maniobras indecorosas no son nuevas en el futbol mexicano, billete no debe matar competencia y justicia deportivas. Eso es arrancarle su esencia al futbol. Nos enteramos de que otra preocupación es el origen de los dineros que financian a las instituciones de la liga inferior. Pues que los federativos pidan a las instancias correspondientes que investiguen a fondo y les entreguen, en su caso, cartas de aprobación. Esta iniciativa también afectaría los miles de empleos que se generan en las divisiones inferiores del futbol mexicano, porque se desaceleraría la dinámica estructural, afectada por la consecuencia lógica de la falta de competitividad y de estímulos deportivos. En suma, se estancaría la economía de toda la zona de ascenso. En fin, unos cuantos inversionistas atentan contra la credibilidad del futbol.