El candidato presidencial por la coalición México al Frente, Ricardo Anaya, no pudo encontrar mejor elemento para “levantarse de la lona”, mediáticamente hablando, que denunciar urbi et orbi que es víctima de espionaje por parte del gobierno.
Pero ¿por qué las quejas? ¿Por qué los reclamos? ¿Por qué se sienten ofendidos quienes dicen que han sido espiados? Preguntan los observadores quienes recuerdan que el espionaje en México ha sido, desde hace décadas, el deporte nacional en el que han participado presidentes, ex presidentes, funcionarios públicos de todos los niveles; empresarios, “comunicadores”, la CIA, la MIA, la KGB y otras agencias. Aunque hay que reconocer que antes eran más discretos porque utilizaban la técnica de los “pájaros en los alambres”, y hoy se han descarado.
Innumerables han sido los casos de espionaje en México. Uno de los más impactantes fue el del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, cuando en el año 2000 regresaba a México de su autoexilio, y el presidente Ernesto Zedillo lo recibió con unas grabaciones donde Adriana y Raúl Salinas “lo encueraban” con el tema del enriquecimiento explicable de Raulito.
Quién no recuerda la grabación de aquella conversación dada a conocer en 2009, donde Luis Téllez, quien había sido jefe de la Oficina de la Presidencia de Ernesto Zedillo, dijo que Carlos Salinas, “se había chingado toda la partida secreta”. Y cómo olvidar a la vengativa, rencorosa, retorcida, petulante, altanera, improvisada e inepta Alejandra Sota, a quien Josefina Vázquez Mota la calificó como “la pinche Sota”, y la acusó de filtrar conversaciones telefónicas grabadas por el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, para desprestigiarla. Para quienes lo hayan olvidado, la señora Sota forma parte del equipo de campaña de José Antonio Meade.
Y qué me dicen de los casos de “Chayito” y Carlos Ahumada; del presidentito del INE, Lorenzo Córdova del “gober precioso”, y de otros tantos personajes en la época dorada de la técnica de los “pájaros en los alambres”.
Por menos que en los casos anteriores, a “Ricky Ricón” se le pararon los pelos, es un decir, porque un agente del CISEN lo acompaña a todos sus actos proselitistas.
AGENDA PREVIA
Es urgente legislar en el Congreso de la Unión para actualizar el marco legal y combatir de manera frontal el problema del acoso sexual, que cada vez va tomando síntomas alarmantes, señaló la senadora Martha Angélica Tagle Martínez, quien se pronunció porque el acoso sexual deje de verse como algo natural en la forma de ser de los hombres, y propuso multiplicar los esfuerzos como sociedad para atacar y combatir este problema.
Por cierto, sobre este tema del acoso sexual, a través de las redes sociales nos enteramos de que sigue causando indignación en la comunidad académica del Instituto Westhill, que el magistrado Jorge Arturo Camero Ocampo, insista, dicen los de la susodicha comunidad, en desviar la atención de que su retoño, Carlos Emiliano Camero, es un presunto acosador sexual. Mal, muy mal que un miembro tan destacado del Poder Judicial esté inmiscuido en tal escándalo. La PGR, CNDH, y el Consejo de la Judicatura Federal, entre otros, deberían tomar cartas en el asunto.