Los equinoccios de Andrés Manuel

Terminadas las precampañas vale la pena hacer una breve revisión en la actividad política del puntero en las encuestas (Andrés Manuel López Obrador) por estas fechas, las de febrero y marzo de su dos pasados procesos electorales, así como del contexto político social. En 2006, renunció a la jefatura de gobierno de la CDMX para buscar la Presidencia con una popularidad que lo colocaba en los cielos y cuando las redes sociales no jugaban en la contienda. En el proceso de 2012, el ex perredista llegó desmejorado frente a la figura “espectacular” de Peña Nieto, pero Facebook y Twitter empezaron a comunicar sobre el rol de los candidatos a partir de esa campaña, en la que AMLO, aunque derrotado, terminó con mejor imagen.   Los nueve o 10 puntos con los que en este momento AMLO parece aventajar a sus rivales, al menos al segundo lugar, ¿le garantizan la victoria? Su propia historia dice que no. Después de estas fechas de febrero, de 2006 y 2012, los discursos, debates y coyunturas modificaron, respectivamente, la comodidad de López Obrador y Peña Nieto, quien también sacaba una ventaja de más de diez puntos, pero al final el priista sudó para ganarle.   En febrero de 2006, AMLO aventajaba con nueve puntos a Felipe Calderón, sólo que un mes después el panista se puso a dos puntos de alcanzarlo. El 15 de marzo, AMLO contestó en  Oaxaca a las críticas del entonces presidente Fox sobre su propuesta de bajar el precio de los combustibles. “¡Cállese, ciudadano presidente!, deje de estar gritando como chachalaca". Un día después le repitió el calificativo de forma pausada: “¡Cállate, chachalaca”.   Entonces ocurrió lo que AMLO llamaría la campaña negra en su contra al ser comparado con Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, y como un peligro para México. Roy Campos, consultor de Mitofsky, dijo en su momento que la estrategia de López Obrador para afrontar “el cállate, chachalaca”, fue lo que cavó su derrota. “Debió seguir y convertir en positivo el “cállate, chachalaca”, decir: “te lo vuelvo a decir, no te metas Fox”, y no rajarse, hasta pudo decir: “claro que soy intolerante, no tolero la intromisión, ni la corrupción”. Luego, faltó al primer debate y le fue mal en el segundo. Terminó derrotado por apenas 0.56 %.   En el equinocció de 2012, AMLO intensificó sus discursos de amor, reconciliación y transformación de país, frente a un Peña Nieto, que casi tres meses después experimentaría su peor momento político. En mayo de 2012 quedó atrapado en los baños de la Ibero y luego, con el naciente movimiento #YoSoy132 su popularidad sufrió una estrepitosa caída. A López Obrador le faltaron pocas semanas para remontar.   Las cosas han cambiado. La figura presidencial está en su peor momento desde que se mide la popularidad; hay redes sociales, en las que AMLO, basa buena parte de su campaña; y el  aspirante de Morena hoy hace acuerdos con sindicatos, televisoras y grupos que denostaba. Pero faltan más de cuatro meses, debates por venir y coyunturas y cualquier error puede costarle la tercera derrota al hilo.