Por: Heriberto M. Galindo Quiñones
El inicio del período de inter campañas nos permite hacer un balance de los hechos políticos relevantes de la etapa de precampaña que está por concluir. De manera breve propongo esta lectura, que intenta ser un análisis político objetivo.
1.- La campaña presidencial ya se perfila como una competencia de tercios, en la que tres personalidades han fungido como articuladores de tres coaliciones electorales. Los abanderados son el eje, porque en todas las opciones se reconoce que un solo partido no alcanza la victoria y, menos aún, puede prefigurar un gobierno para todos.
2.- El PAN y el MC lograron articularse con el PRD en torno a Ricardo Anaya, cifrando en el talante polemista del ex diputado la candidatura y la opción de centro derecha.
3.- El PRI, el PVEM y Nueva Alianza se congregaron tras la figura de José Antonio Meade, y apostaron a que postular a un hombre experto y absolutamente honesto, permite plantarse con credibilidad ante el indispensable combate a la corrupción y la impunidad, temas capitales en esta elección.
4.- En Morena se ratificó a Andrés Manuel López Obrador como precandidato, al ser la figura más destacada del partido y quien representa la coalición de un solo hombre.
5.- Puede decirse entonces que al menos dos coaliciones asumen el compromiso de formar un gobierno de coalición. El hecho de que Morena mantenga un dominio unipersonal lo coloca en una desventaja estratégica mayor.
6.- El vuelco de la opción unipartidaria a la coalición plural también ha irrumpido en la CDMX, y el resultado notable es que, con Mikel Arriola, el PRI recupera la voz y presencia que había perdido; el PAN no ha salido de su letargo y el PRD ha aceptado que no puede seguir gobernando solo.
7.- Las precampañas en el caso del PRI se resumen en la búsqueda de consensuar el proyecto de continuidad y cambio que Meade encarna; en el Frente legitiman la candidatura presidencial negociada por Anaya; y en Morena siguen en la misma campaña de concentraciones y mítines del candidato inamovible. Lo que podemos recoger de ellas es que Meade buscó crear una opción electoral fundada en el optimismo, en la propuesta constructiva y en la honestidad experta. Anaya apostó a ganar el voto de la población descontenta y colocar una agenda en la que la corrupción es prácticamente su tema central. AMLO, por su parte, asumió que su voto duro es insuficiente para ganar y buscó acercarse a las clases medias, los jóvenes escolarizados y ciudadanos que rechazan su radicalismo.
8.- Pronóstico: Anaya va a tener que encarar las acusaciones respecto de su propia corrupción y al colapso de una estrategia que se le revertirá. AMLO no podrá sostener el discurso de “amor y paz”, porque su naturaleza, su carácter y su formación política no se lo permiten.
9.- José Antonio Meade, a nivel nacional, y Mikel Arriola, en la CDMX, seguirán ganando terreno en la construcción de una plataforma de soluciones bien fundadas y en la convicción de que México puede avanzar mucho más, hasta llegar a ser una potencia media reconocida internacionalmente.
10.- La única estrategia de largo plazo signada por un ánimo constructivo es la de Meade. Los mexicanos no van a votar por el descontento, sino por la solución a los problemas, que los hacen rabiar a veces, que son graves, pero que no se resuelven con odio, ni verborrea, ni venganza, sino con propuestas viables y sensatas.
Martes 21 de Enero de 2025