¿Abajo las banderas?

El miércoles en Lagos de Moreno, Jalisco, lo que pasó en un acto político en el que se presentaron Enrique Alfaro, candidato de Movimiento Ciudadano, al gobierno local y Ricardo Anaya, aspirante a la presidencia de la República, no fue un buen augurio para la coalición Por México al Frente: Alfaro se sulfuró y pidió, de forma sorpresiva, a un grupo de panistas parados hasta el fondo del mitin bajar las banderas del PAN que ondeaban con orgullo. Pero no fue todo. Se trató apenas del principio de una pésima entrada de Anaya a tierras del partido naranja. Era de noche en la plaza central repleta de gente. Alfaro, vestido con jeans y chaleco azul hablaba arriba de un templete de temas locales. Abajo y atentos a su discurso estaban Anaya y Santiago Creel. “Les quiero compartir algo importante –dijo el ex alcalde de Guadalajara–. Yo invito a los compañeros del PAN respetuosamente: ¡Aquí guardamos las banderas! ¡Aquí no estamos defendiendo partidos! ¡Aquí estamos defendiendo un movimiento! ¡Aquí no hay banderas de Movimiento Ciudadano!”. Los simpatizantes de Alfaro, quien rechazó la alianza con el PAN para su candidatura, hicieron la gritería y corearon el apellido de su líder ante la sorpresa de Anaya, a quien en un video se le observa desconcertado volteando a ver a los panistas, luego a Creel y otra vez a Alfaro. Algo dialogó el joven panista con Santiago. Pero públicamente no dijo nada. Ni un reclamo, ni mensaje solidario para sus correligionarios. La petición de Alfaro abre la interrogante: ¿Se deben bajar las banderas del PAN, PRD y MC en los mítines de Ricardo Anaya? ¿Los partidos deben perder su propia identidad? ¿O es un tema personal? Carlos Castillo, hijo del último ideólogo del PAN, piensa esto: “se deben sacrificar algunas cosas pero, cosa indudable, con la condición de que en el unirse no se diluya la razón de ser, la naturaleza, ni los objetivos centrales de cada uno de los integrantes. Ese es el gran reto y hace falta un enorme liderazgo para conseguirlo”. Castillo reparó en el silencio de Anaya en la orden de Alfaro, así como cuando Dante Delgado le quitó la palabra para pedir a los medios que no hicieran preguntas que se salieran de los propósito del Frente y del silencio, según dijo, en la presentación de la plataforma panista, que tampoco defendió a la hora de integrar una sola propuesta. Su análisis, en otras palabras, concluye en que Dante Delgado se está tragando a Anaya. A la reflexión de Castillo sobre la orden de bajar las banderas, sin embargo, no sumó la humillación directa contra el aspirante presidencial en Lagos de Moreno que pasó desapercibida. Pero además le sacaron pancartas donde lo calificaron de “corrupto”, “ratero”, “ladrón”, “traidor” y “mentiroso”. En un video se muestra a simpatizantes panistas arrebatar las cartulinas, de lo cual, Anaya tuvo que tragársela y ni él ni su partido han hecho un pronunciamiento.