La otra tarde leía en El País un texto llamado “Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”. Es uno de los argumentos del filósofo Byung-Chul Han, citado por Carles Geli como “uno de los más reconocidos diseccionadores de los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal tras la caída del muro de Berlín”.
Carles Gile destaca imágenes que el filósofo emplea para expresar su pensamiento: “las Torres Gemelas de Nueva York, edificios iguales entre sí y que se reflejan mutuamente, un sistema cerrado en sí mismo, imponiendo lo igual y excluyendo lo distinto y que fueron objetivo de un atentado que abrió una brecha en el sistema global de lo igual. O la gente practicando binge watching (maratones de series) para ver solo lo que le gusta: de nuevo, proliferando lo igual, nunca lo distinto o el otro”.
Byung-Chul Han, nacido en Seúl en 1959, parte de un discurso intelectual que desarrolla siempre en red: “todo lo conecta –dice Geli– como hace con sus manos muy abiertas, de dedos largos que se juntan mientras cimbrea una corta coleta en la cabeza”.
Sus revisiones parten del neoliberalismo, arraigado en México en el gobierno de Salinas.
Es importante revisar sus reflexiones en el entorno de los cambios económicos, tecnológicos, políticos, financieros, sociales y hasta nutricionales detonados en México por el neoliberalismo al que Chomsky atribuye que en Estados Unidos los partidos Republicano y Demócrata se hayan movido a la derecha.
“Hoy –dice Chomsky– los nuevos demócratas son muy parecidos a lo que solíamos llamar republicanos moderados”. En México, las políticas económicas claramente se han tendido a la derecha, dando revuelo al consumismo. El filósofo sostiene que en 1984, la novela de Orwells, esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; “hoy –advierte– no tenemos ni esa consciencia de dominación”. Las personas se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno de lo igual”.
Algunas reflexiones de Byung-Chul- Han que vale la pena repensar en México:
La auto explotación. Se ha pasado “del deber de hacer” una cosa al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede. Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”.
Big data: Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual. El hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial.
Otros: Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”.