El Congreso estadounidense aprobó ayer un proyecto urgente de presupuesto que financia al gobierno hasta el 23 de marzo, pero aunque el senador republicano Rand Paul detuvo el proceso para protestar por el aumento de déficits, muchos esperan que lleve a resolver la situación de los dreamers.
El bloqueo de Paul llamó la atención sobre el déficit y su denuncia sobre lo que califica como hipocresía de su propio partido, que exige recortes a la vez que votan por una legislación que ofrece casi un cheque en blanco a la rama militar del gobierno.
Pero también subrayó lo que no se incluyó en la versión final: la ayuda para los más de 700,000 jóvenes indocumentados conocidos como dreamers, traídos al país de niños, que prácticamente son estadounidenses, salvo su estatus legal.
Desde que el presidente Trump eliminó la provisión que los protegía de ser deportados y retó al Congreso a ayudarlos, los propios dreamers se han hecho visibles en el circo político en Washington: el primer mandatario jura que los quiere ayudar, y los demócratas amenazan con cerrar el gobierno si el Congreso deja de impulsar un proyecto de ley para resolver el tema de una vez por todas.
Pero a pesar de su promesa, los demócratas aceptaron el compromiso del republicano Mitch McConnell, líder de la mayoría en el Senado, de retomar el tema luego de resolver el asunto del presupuesto, y por eso en esta segunda ronda con amenaza de cierre gubernamental no se abordó la situación de los jóvenes migrantes.
Pero eso no quiere decir que estos jóvenes no estén en la liza. Tanto que varios grupos conservadores los culparon por el primer cierre del gobierno y Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, rompió un récord al debatir el tema por ocho horas consecutivas.
Pelosi demandó que el Congreso y la Casa Blanca dejen de jugar con la vida de los jóvenes. Varias versiones de legislación sobre los dreamers circulan en el Congreso, pero la más debatida es la enviada por la Casa Blanca y su insistencia en que la situación de los soñadores no puede resolverse sin financiar la construcción de un muro en la frontera con México.
"La pared" ha sido polémica desde que Trump inició su campaña presidencial y asumió el poder en enero de 2017, aunque su insistencia encuentra falta de fondos y de interés.
Así, y en el marco de los frecuentes pronunciamientos descabellados desde la Casa Blanca, el jefe de asesores presidenciales, John Kelly, atizó la polémica al asegurar que muchos migrantes no se inscribieron para el programa de los dreamers porque "son unos vagos".
El verdadero debate se verá la próxima semana, cuando el Senado comience a discutir el tema de la inmigración, incluso de fondos para mayor seguridad fronteriza.
Quienes abogan por los dreamers esperan que no sean olvidados entre todas las discusiones en el Congreso. Y para ello cuentan con los disparates de la Casa Blanca.
Por Patricia Guadalupe*
*Periodista