Javier García Bejos: Resultados para la gente

En México, la erradicación de la pobreza en todas sus formas, sobre todo la extrema, es una de las mayores prioridades. Así lo expuso la delegación mexicana que nos representó en la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas esta semana, cuyo periodo de sesiones trató sobre el intercambio de estrategias que están transformando la vida de millones alrededor del mundo. En nuestro caso, hoy podemos decir que Prospera, a 20 años de su nacimiento, funciona y funciona bien porque no sólo ha brindado un piso mínimo a los más vulnerables, sino que evolucionó para incorporar mecanismos de inclusión laboral. Prospera empezó a mediados de los 90 como uno de los primeros programas de transferencias monetarias condicionadas en el mundo. Desde su concepción, fue diseñado para romper las trampas intergeneracionales de pobreza en las comunidades más vulnerables; hoy, Prospera es referente internacional, beneficiando a más de 28 millones de mexicanos, 25% de ellos pertenecientes a población indígena, y llegando a 116 mil localidades. El Buró Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés), dio a conocer esta semana una investigación que sigue, hasta 17 años después, a menores que tenían entre 7 y 16 años de edad en 1997 e ingresos por debajo de la línea de pobreza, y estudia el impacto de largo plazo de Prospera sobre su empleabilidad y remuneración. En este trabajo, las investigadoras Adriana D. Kugler e Ingrid Rojas encontraron efectos positivos del programa sobre la probabilidad de terminar preparatoria y acceder a educación superior; efectos similares se hallaron sobre la probabilidad de estar empleado, el número de horas traba- jadas por semana y la probabilidad de contar con un contrato escrito. Al final, la política social de Estado que está impulsando el presidente Peña Nieto se trata justamente de otorgar un piso mínimo para los más vulnerables y garantizar el ejercicio pleno de los derechos plasmados en la Constitución. El tener acceso a una alimentación adecuada, servicios de salud y alcanzar mayores niveles educativos, se traduce en oportunidades de empleo, que es lo más poderoso para abatir la pobreza y escribir nuevas historias de superación. Hacia 2030, México quiere y puede acabar con la pobreza extrema. Con herramientas como Prospera, consolidado como pilar de la Estrategia Nacional de Inclusión bajo el liderazgo de Paula Hernández, complementadas por tecnología que permite localizar recursos y mayor coordinación que involucra a todos los sectores sociales y niveles de gobierno, creo firmemente que estamos en la senda correcta para conseguirlo. Está en nosotros evaluar y mejorar lo que tenemos para seguir dando estos resultados a los que más lo necesitan.  
SUBSECRETARIO DE PLANEACIÓN DE SEDESOL