Los precios del petróleo podrían implicar una mala jugada para el naciente gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante el primer año de su mandato. Ayer trascendió en Viena que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia han acordado anunciar un recorte en la producción para los primeros seis meses de 2019. Sin embargo, el compromiso de Rusia sobre el monto a recortar no era del todo claro hasta ayer. Hoy se sabrá.
El propósito de la reunión de Viena es detener la caída del precio del barril.
El precio del West Texas Intermediate se ha desplomado de más de Dlls. $ 75 a principios de octubre, a Dlls. $ 50 ayer. Asimismo, la mezcla mexicana también ha sufrido. Hace apenas nueve semanas el barril de crudo nacional se vendía en Dlls. $ 77.5, mientras que esta semana vale menos de Dlls. $ 55.
Esto representa una caída alrededor de 30 por ciento. Es gigantesca.
Estas deben ser noches de insomnio para Octavio Romero, el nuevo director general de Pemex.
Si bien una caída generalizada del precio puede ayudar al nuevo gobierno a materializar un recorte en el precio de las gasolinas —lo que sería muy popular—, los ingresos que el gobierno recibe por el régimen fiscal que aplica a Pemex todavía representan entre 15 y 16 por ciento del total (antes eran más de 40 por ciento).
Lo anterior implica que Pemex continúa siendo muy relevante en la ecuación, y ante la perspectiva de una caída en el precio internacional del crudo en 2019 lo que esta petrolera aportará a las arcas del gobierno más bien mostrará una tendencia a la baja.
Esto es bueno para acelerar la conciencia de una economía despetrolizada en el equipo del presidente, pero conlleva una curva de aprendizaje en algunos de sus colaboradores, que posiblemente pensaban que había una riqueza descomunal y que los precios se comportaban de forma estable. No es así.
Lo bueno es que el subsecretario Arturo Herrera dio a conocer en septiembre que Hacienda ya había contratado coberturas para 2019. Esa decisión del gobierno podrá dar calma al equipo económico durante el primer año de gestión. Dejarlos dormir un poco más relajados, pues.
LA COFECE, EL IFT y DISNEY-FOX
La determinación del órgano antimonopolios de Brasil (Consejo Administrativo de Defensa Económica), fue muy clara por la posible fusión de Disney con Fox: “la fusión eleva preocupaciones de competencia” y “resultaría en un incremento significativo de concentración de mercado en canales deportivos de televisión”. ¿Qué preocupa? Que una sola compañía aglutine tanta oferta de TV deportiva. En México la pelota está en la cancha de la Comisión Federal de Competencia Económica y del Instituto Federal de Telecomunicaciones para que impongan su autoridad y eviten una concentración que dañaría potencialmente al consumidor.