Haz tu denuncia aquí

Los derechos, la ruta de las sociedades democráticas

OPINIÓN

·
El avance del siglo XXI va confirmando un complejo catálogo de retos para las sociedades, especialmente en un contexto en el cual pueden ser identificados los saldos de la globalización, los condicionamientos de las tecnologías en la vida social y privada, la preeminencia del individualismo o la necesidad de impulsar el desarrollo sustentable. Al respecto, se puede encontrar un lugar común entre algunos pensadores de la actualidad, cuando afirman que las cosas hoy son diferentes y ya no volverán a ser como antes. De hecho, el valor de muchas reflexiones estriba precisamente en su capacidad de explicarnos la forma en la que nos hemos transformado y las respuestas que podemos tener ante los desafíos del presente y del futuro. En esa lógica, es muy oportuna la última obra del escritor e historiador israelí Yuval Noah Harari, titulada 21 Lecciones para el siglo XXI, en la cual invita a ser observadores y a participar en el debate de las problemáticas de nuestro tiempo, no obstante, apunta, las escasas posibilidades que frecuentemente nos brinda la atención de nuestras ocupaciones cotidianas. Este autor, inscribe su propia responsabilidad en la misión de aportar claridad sobre los asuntos que están definiendo la vida social en el marco de la globalización. Desde nuestra perspectiva, en este espacio hemos insistido en la importancia que tienen los derechos humanos, desde su definición conceptual hasta su ejercicio pleno, como ruta que dé claridad y certeza al desarrollo de los estados modernos y, especialmente, procure bienestar a las poblaciones. Ahora que concluye el mes en el que conmemoramos siete décadas de existencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, basta leer su Preámbulo para comprender cómo la libertad y la igualdad de derechos entre los seres humanos se confirma como el más poderoso asidero ético a partir del cual se pueden moldear las relaciones humanas, y también la convivencia de las naciones. Las distintas generaciones de derechos, y su incorporación como garantías en los distintos ordenamientos jurídicos constituyen el factor que conduce en buena medida la evolución de las sociedades democráticas, siendo a la vez el espejo más nítido y riguroso de la actuación de cualquier gobierno y sus instituciones. La Declaración de la ONU de 1948, traducida a casi 400 idiomas, detonó asimismo el movimiento universal de los derechos y las libertades, el cual se materializó en declaraciones y convenciones que protegen los derechos específicos de sectores que históricamente han sufrido distintos grados de desigualdad o discriminación. Sumarse a ese movimiento de expansión de los derechos humanos en nuestros países y localidades, nos permitirá aportar la voluntad y la claridad que se requiere hoy día para enfrentar los desafíos actuales.