A iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año de 2013, el 31 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de las Ciudades, con el propósito de impulsar entre los estados miembros el compromiso de asumir una visión integral en la planificación de las urbes, cuyo punto de llegada sea el bienestar de las poblaciones.
Dicha acción representa especialmente una valiosa oportunidad para edificar centros urbanos bajo parámetros de derechos humanos, toda vez que en la actualidad la mitad de la población mundial vive en alguna ciudad, y se estima que para el año 2050 el 70% de los habitantes del planeta lo harán también. Así, las ciudades están llamadas a afianzarse en el futuro como nuestro principal hábitat.
Ello implica la necesidad de trabajar en la conjunción de esfuerzos multidisciplinarios en el plano global, nacional y local, para diseñar ciudades sostenibles desde el punto de vista ambiental, funcionales en el aspecto urbanístico, pero sobre todo inclusivas en el ámbito social, donde se aseguren derechos de igualdad relativos al acceso a servicios y disfrute de oportunidades. La activista y urbanista connotada, la canadiense Jane Jacobs, expresaba en forma sencilla pero profunda estos principios al afirmar que “las ciudades tienen la capacidad de proveer algo para cada uno de sus habitantes, sólo porque, y sólo cuando, son creadas para todos”.
Estos imperativos del desarrollo cobran relevancia hoy precisamente por el hecho de que las ciudades, en nuestro contexto nacional y en el plano mundial, requieren seguir avanzando en el aliento de políticas públicas que promuevan parámetros más inclusivos e igualitarios de convivencia.
Ese es finalmente el objetivo compartido de las iniciativas internacionales como la que aquí se refiere. Es importante señalar que en el mundo global que nos ha tocado vivir, las urbes de las más diversas latitudes pueden comunicarse experiencias de manera directa, las cuales brindan información estratégica relativa a acciones que puedan impulsar los gobiernos nacionales, pero especialmente los propios gobiernos locales, los cuales son directamente responsables de articular un desarrollo urbano, cuyo principal objetivo sean los habitantes y sus derechos, en una visión humana de las ciudades centrada en indicadores tangibles de bienestar.
Se trata de alcanzar esquemas de desarrollo urbano y social tendentes a asegurar un acceso equitativo a los servicios; a la erradicación de la marginalidad; a la expansión de las políticas de vivienda, de fomento al empleo y a la protección de la salud, y por supuesto, priorizar las condiciones adecuadas de seguridad, como factores insoslayables del nivel de desarrollo humano de quienes hoy y en las próximas décadas residan en los espacios urbanos.
A todo ello convoca el Día Mundial de las Ciudades.
Autor en temas de derechos humanos