Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, intentará eliminar los aranceles con los que el gobierno estadounidense grava las importaciones de acero y aluminio provenientes de México, comprometiéndose a eliminar los aranceles con los que el gobierno mexicano grava las importaciones de carne de puerco, quesos y manzanas provenientes de los Estados Unidos, siempre y cuando el gobierno estadounidense elimine los aranceles al acero y aluminio. Se trata de un quid pro quo de lógica (aparentemente) impecable; quitando y quitando.
El secretario Guajardo considera, y con razón, que “sería un mal mensaje llegar a firmar un acuerdo de libre comercio (el Acuerdo Estados Unidos, México, Canadá) cuando en medio están hostilidades arancelarias”, contrarias al libre comercio y, por ello, antagónicas al interés de los consumidores de poder comprar al menor precio posible, para lo cual se necesita, a manera de condición necesaria, más no suficiente, que las importaciones no se graven con aranceles, cuyo efecto puede ser, dependiendo de la elasticidad precio de la demanda del producto del que se trate, un aumento en su precio, lo cual reduce el bienestar de los consumidores.
La pregunta que hay que hacer, desde la perspectiva del bienestar de los consumidores mexicanos, que es lo que debe preocuparle al secretario Guajardo, es ¿por qué condicionar la eliminación de los aranceles con los que el gobierno mexicano grava productos importados desde Estados Unidos, aranceles que afectan el bienestar de los consumidores mexicanos, a que el gobierno estadounidense elimine los aranceles con los que grava las importaciones de acero y aluminio producido en México?
La respuesta que da el secretario Guajardo es que solo así, manteniendo aranceles a las importaciones de productos estadounidenses, es como se logrará la eliminación de los aranceles impuestos a las exportaciones de productos mexicanos, lo cual puede ser cierto, ¿pero a qué precio?
¿Fue correcto responder a los aranceles al acero y aluminio mexicanos con aranceles a la carne de puerco, manzanas y quesos estadounidenses? En su momento escribí al respecto, respondiendo que no, que no era lo correcto, razón por la cual considero que, en beneficio de los consumidores mexicanos, cuyo bienestar debe ser la preocupación del secretario Guajardo, el gobierno debe eliminar cualquier arancel con el que grave cualquier importación, reconociendo que las importaciones aumentan la cantidad, calidad y variedad de los bienes ofrecidos a los consumidores mexicanos, generando competencia a quienes, mexicanos o extranjeros, producen en México, obligándolos a volverse más competitivos, capaces de ofrecer a menor precio, con mayor calidad y mejor servicio, nuevamente en beneficio de los consumidores, tanto mexicanos como extranjeros. Todo ello, ¿tiene algo de malo?
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Lunes 2 de Diciembre de 2024