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Consulta cuestionada

Cualquier ejercicio, si no cumple con los requisitos exigidos por la democracia, siempre estará cojo

OPINIÓN

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Escribo esta columna sin conocer el resultado de la consulta ciudadana para definir el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), pero en función de lo sucedido durante los últimos días, parece que en la opinión de muchas personas eso es lo de menos, pues se demostró, con buenas o malas intenciones, que una persona podía emitir su voto hasta en seis ocasiones. La semana pasada escribí sobre el mismo tema, que siempre y cuando se garantizara la legitimidad del ejercicio democrático cuidando las formas, independientemente del resultado, el próximo presidente de la República podría declararse el indiscutible ganador, también mencioné, que el mayor riesgo para la consulta era la falta de cuidado que podrían tener algunos de sus personajes más cercanos. Como suerte de presagio, los encargados de realizar la consulta no pudieron cuidar los detalles, faltó establecer los mecanismos adecuados que impidieran manchar al ejercicio con la duda del fraude, durante la jornada, diversos medios de comunicación demostraron fehacientemente las fallas en su realización, la más grave, no poder impedir a una misma persona ejercer su voto en más de una ocasión. Éste es el tipo de errores que los detractores de la Cuarta Transformación esperan con ansias, por eso menciono que exhibirlos con tanta insistencia, puede implicar desde el deseo genuino de informar, hasta las ganas de exhibir políticamente a un adversario. Pero independientemente de las motivaciones, nadie puede soslayar que la consulta no cumplió con los requisitos necesarios para no ser cuestionada. Haiga sido como haiga sido, es un mal comienzo para la nueva etapa de la democracia participativa en este país, los ciudadanos esperan ser tomados en cuenta en la definición de los asuntos públicos, sobre todo en aquellos donde vean afectados sus intereses más directos o que por su naturaleza generen polémica, las consultas, también son parte de este tipo de democracia. Pero si los ciudadanos las exigen y las aprecian, también quieren que se realicen con estricto apego a la ley; que cumplan con los requisitos formales y que el resultado de las mismas no pueda ni deba ser cuestionado por nadie al haber cumplido con la norma, quieren que su voto se respete, pero también el de los otros, desean tener resultados confiables que nos den certeza a todos. Cualquier ejercicio de participación ciudadana, por bien intencionado que sea, si no cumple con los requisitos mínimos exigidos por la democracia, siempre estará cojo, los ciudadanos de este país no aspirarán a participar en los asuntos públicos al “ahí se va”, al “así como se pueda”, quieren ser partícipes en la verdadera construcción de nuevas formas de relacionarnos en los asuntos del país. Por eso, esta primera consulta ciudadana deja mucho que desear y un sabor amargo, sin duda alguna, fallaron los responsables de su realización y será por siempre, una consulta cuestionada.    

HÉCTOR SERRANO AZAMAR

COLABORADOR

@HSERRANOAZAMAR