A lo largo del presente sexenio, México ha estado estancado o perdiendo competitividad, así lo han mostrado sucesivos reportes de competitividad global del Foro Económico Mundial.
En el periodo 2006-2012, México mejoró cinco posiciones en la clasificación de competitividad, al pasar del lugar 58 al 53 en seis años; esto, de un total de 144 economías a escala mundial. En 2013 inició un descenso que lo llevó al lugar 55 y después al 61 en 2014. Para 2015 se ubicó en el 57, mientras que en 2016 y 2017 se ubicó en el lugar 51.
En 2018, el Foro Económico Mundial hizo un ajuste en su metodología y, con esa “campana”, México se ubicó en el lugar 46. Sin embargo, esto no significó una mejora, ya que el mismo reporte de 2018 indica que si se hubiera utilizado la nueva metodología en 2017, México habría caído dos lugares. Es decir, si concatenáramos la serie original mediante sus variaciones, tendríamos que en 2018 México se ubicaría en el lugar 53, el mismo con el que se inició el sexenio.
Pero si se observa a detalle, en 2012 se evaluaron 144 economías y en 2018 sólo 140. Entre las que no se evaluaron están dos que eran más competitivas que México: Puerto Rico, que tuvo el lugar 31 en 2012 y Barbados, que ocupó el 44. Además, hubo fuertes caídas en la competitividad de Baréin (35 a 50) y Omán (32 a 47).
Ahora bien, con base en la información disponible y los últimos datos comparables, a lo largo del sexenio México perdió competitividad, principalmente en materia institucional.
La confianza en los políticos cayó 30 lugares al pasar del 97 al 127. La confianza en la independencia judicial cayó 22 lugares (88 a 110), en derechos de propiedad cayó 14 lugares (71 al 85) y en eficiencia del gasto tuvo la mayor caída, al perder 54 lugares, pasando de la posición 67 a la 121.
En materia de infraestructura, tuvo un desempeño entre malo y regular, después de fuertes caídas logró recuperar algunas posiciones. En 2012, la calidad de las carreteras se ubicó en el lugar 50, en 2016 cayó al 58 y logró cierta recuperación hacia el final del sexenio al ubicarse en el lugar 52, en 2017 y en el 47, en 2018; pero recordemos que en el último año ya no se contó con datos para Barbados y Puerto Rico que lo superaban por mucho en 2012.
En los servicios ferroviarios cayó 14 lugares (60 al 74), en aeropuertos perdió seis lugares (64 al 70), y en la calidad del suministro eléctrico también perdió seis lugares (79 al 85). En materia de inflación, descendió 43 lugares, al pasar del lugar 39 al 82.
En los pocos indicadores con mejoras están la participación de las mujeres en el mercado laboral, donde pasó del lugar 121 al 89 y el respeto a la propiedad intelectual, donde pasó del 77 al 65 a lo largo del sexenio.
También en los reportes de competitividad se pudo ver un hecho importante: la corrupción se volvió el principal obstáculo para hacer negocios en México.
Con el inicio del nuevo gobierno, debería haber esperanzas renovadas de que no se perderán otros seis años. Sin embargo, destaca que durante la transición no se han hecho presentes ni siquiera como promesa planes y programas para fortalecer la competitividad nacional. De hecho, la ausencia misma de ese concepto en el discurso del Presidente electo y su equipo auguran un panorama poco halagador para nuestro país en este rubro, vital para el desarrollo económico y social.
ARTICULISTA INVITADO
ECONOMISTA Y ESPECIALISTA EN POLÍTICA PÚBLICA