Divorcing México

Si el Presidente de Estados Unidos cancela el TLCAN, es poco probable que México mantenga su alianza con aquel país. Regresaría el antiamericanismo de los años 70 y toda la región sufriría. Hay tres escenarios posibles en caso de que el actual presidente de Estados Unidos cancele el TLCAN. El primero, muy probable si gana el PRI o el PAN la presidencia, es tratar de seguir la relación como si no hubiera sucedido nada, rezando por que los americanos recuperen la razón en las elecciones del 2020. El segundo es que México regrese a su postura “no alineada” de los años 70. Ni aliado, ni enemigo, México haría lo posible para velar por sus “propios intereses” (whatever that means). A veces estos se interpretarían a favor, normalmente se definirían en contra, de los intereses de los Estados Unidos. Argumentando soberanía, se irían retirando los frentes de cooperación y cerrando las puertas a los americanos. El crimen organizado estaría de fiesta y se aumentaría dramáticamente la posibilidad de un ataque terrorista a los americanos. A la larga, esta situación es la más probable. La tercera posibilidad es una situación de abierta enemistad que, aunque poco probable, no es del todo imposible (aunque, dicho sea de paso, no estoy hablando de AMLO). En este escenario, los enemigos de EU serían los nuevos mejores amigos de México. Éste se retiraría del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y desarrollaría una bomba “para protegerse”. EUA seguramente acabaría llevando a cabo una intervención militar en México y se generaría la peor crisis de refugiados de la historia humana, con docenas de millones de per- sonas huyendo hacia Estados Unidos. Los dos países serían arruinados por la peligrosa obsesión del actual presidente de humillar a 127 millones de personas que están permanentemente pegados a todo el suroeste americano. El Presidente Salinas sabía perfectamente que lograr el TLCAN significaba darle carpetazo al antiamericanismo que el PRI había utilizado para justificarse desde la Revolución. Lo logró con creces. Antes de las barbaridades racistas y xenófobas del entonces candidato republicano, los mexicanos veíamos a los americanos de manera muy positiva. Al principio, se hacía la distinción entre lo que decía este líder político, y el pueblo. Pero los últimos números de Pew Research muestran que la constante humillación de su presidente, aunado a las deportaciones, la abierta crueldad de oficiales de migración, y la insuficiente respuesta de los americanos de buena fe están mermando todo. Antes de la inauguración de la actual administración,  29% de los mexicanos tenía una opinión desfavorable de EU. Hoy ese número es 65%  la caída más fuerte desde que se miden estas cosas. Se ha cometido el grave error de decir que el TLCAN es un acuerdo económico. La realidad es que es un acuerdo geopolítico, ideado por los americanos, que sustenta su prosperidad y seguridad nacional por medio de fomentar la amistad y el desarrollo en México. Nuestra incapacidad colectiva de entender esto nos está llevando a una potencial catástrofe en toda América del Norte.   Por Agustín Barrios Gómez