El colapso de la justicia y videovigilancia de Mancera

Fueron las cámaras del Edomex las que captaron el rumbo del universitario Marco Antonio Sánchez Flores. ¡Las del Edomex y no las de la CDMX! Habría claridad desde el principio en los casos graves, como el de este alumno de la UNAM, si el sistema de videovigilancia sirviera a los intereses de la ciudadanía y específicamente de las víctimas del delito. Pero el sistema local está colapsado. La mayoría de las ocho mil 100 cámaras que hay en la ciudad están para llorar y para la basura. Lo alarmante también es que la CDMX vive un caso atípico: tiene al primer jefe de Gobierno que de buen policía (ex procurador) pasó a ser (seguramente el peor) gobernante y a quien se le fue de las manos la seguridad e impartición de justicia. Tres casos de último impacto lo pintan. En los últimos seis meses, la Marina, un pasaporte y un adolescente –que tuvo el buen tino de sacar una fotografía de su compañero de la UNAM sometido en el piso por policías locales– derrumbaron las verdades del mancerismo. 1.- En julio de 2017, en un acto sorpresivo y sin aviso de por medio a la autoridad local, la Marina abatió a Felipe Pérez, alias El Ojos, jefe del cartel de Tláhuac, encargado de distribuir droga e imponer el derecho de piso en al menos cinco delegaciones. Con ello, se demostró que el crimen organizado sí opera en la capital del país. 2.- El procurador Edmundo Garrido, presenta al actor Axel Arenas como el asesino de la modelo argentina Karen Aile. Le estaban cargando en el expediente el asesinato de la otra modelo, amiga de Karen, la venezolana Génesis Julliani Gibson, cuando la madre de Axel y sus abogados pudieron mostrar el pasaporte sellado con fechas de salida a Colombia del actor, donde el 27 de diciembre, día del asesinato él estaba de visita en casa de sus suegros colombianos. (sin el pasaporte, como prueba fehaciente, habría sido condenado por los dos homicidios y el feminicida sigue campante). 3.- Bernardo Roberto Reyes García registró con su celular (no el C5 de Mancera) cuando policías someten, el 23 de enero, a Sánchez Flores al que acusaron de robo y al que subieron a una patrulla. Gracias a eso, la policía, aunque enmudeció, no pudo negar la arbitrariedad de sus elementos. En todos los casos, habría pruebas irrefutables si el sistema de videovigilancia sirviera a la ciudadanía. En 2008 se implementó la ley para regular el uso de la tecnología para la seguridad pública, como medida para prevenir el delito e investigar los crímenes, pero el plan que costó más de 35 millones de dólares no resuelve los problemas. Mejor las cámaras de Tlalnepantla, sí, las de Tlalne captaron a quien podría ser el estudiante universitario, quien andaba desorientado, quizá por la fuerza extrema de los policías aún cuando el chico no opuso resistencia. De no haber sido por la presión social, de la UNAM y hasta la ONU, los capitalinos tuvieron que aguantar el silencio de Mancera por l23 horas con 45 minutos, a partir de la desaparición de Sánchez Flores. Qué bueno que Mancera ya no tarda en terminar su sexenio.