Soñadores, en arenas movedizas políticas

"Hoy es un día triste", dijo el congresista Luis Gutiérrez esta semana, cuando el liderazgo demócrata decidió votar con la mayoría republicana para reabrir el gobierno sin incluir legislación que ayudara a los más de 800 mil jóvenes indocumentados conocidos como dreamers. El gobierno cerró por un día luego de que no se llegara a un acuerdo presupuestario, y los demócratas insistían que un acuerdo necesitaría incluir un proyecto de ley para los jóvenes. El liderazgo demócrata concluyó que dejar el gobierno cerrado sería demasiada noticia negativa, y acordaron reabrir el gobierno, sin consultar con legisladores promigrantes como Gutiérrez, que están furiosos con un liderazgo demócrata que, en su opinión, cedió demasiado pronto. Los republicanos, por su parte, insisten que sí quieren ayudar a los dreamers, y prometen que llevarán el tema al pleno para discutirlo y votar por un proyecto de ley. Hay varias versiones de legislación sobre dreamers circulantes en el Congreso, y siguen las negociaciones para llegar a una versión final próximamente. El presidente Donald Trump eliminó el programa que ampara estos jóvenes que llegaron a Estados Unidos de niños, y dio al Congreso hasta marzo para llegar a un acuerdo permanente. Pero la bancada republicana en el Congreso es controlada por políticos de la extrema derecha, que no están interesados en legislación para ayudar a jóvenes indocumentados, sino en aumentar fondos para seguridad fronteriza. El acuerdo entre republicanos y demócratas no ha sido posible, y aunque las negociaciones continúan todavía, hay mucho desacuerdo, agravado con la nueva propuesta de la Casa Blanca sobre inmigración. La iniciativa del presidente Trump incluye pasos hacia la eventual legalización de los dreamers. Pero esto se haría a cambio de 25 mil millones de dólares para un muro fronterizo —aunque la mayoría de los legisladores, republicanos y demócratas por igual, están en contra—. La propuesta del Presidente también representaría un cambio fundamental a la política migratoria del país, pues eliminaría la llamada inmigración en cadena de inmigrantes auspiciando familiares. El plan del Presidente dice que sólo las parejas pueden auspiciar a sus hijos, dejando fuera abuelos, primos, y otros familiares. También elimina un programa de lotería de visas bajo el cual 50 mil inmigrantes consiguen la residencia legal, y requeriría que cualquier persona que solicite la residencia legal (y la ciudadanía eventualmente) tenga preparación académica. La política actual no tiene semejantes requisitos. Algo queda bien claro con la propuesta de Trump: ambos partidos están en contra. Los conservadores no quieren un programa de ciudadanía para personas que consideran hayan entrado al país sin seguir las reglas, y los liberales acusan a la Casa Blanca de usar a los jóvenes indocumentados como chivos expiatorios para logar un aumento drástico en fondos para seguridad. El presidente Trump defendió la propuesta ante líderes políticos y económicos en el Foro Mundial Sobre Asuntos Económicos de Davos (Suiza), donde viajó casi al mismo tiempo de que fuera presentada, e insiste en un voto para principios de la semana entrante, pero lo que se espera es un fuerte debate. Se espera además que Trump aborde el tema durante su discurso sobre el estado de la nación, el martes por la noche. Mientras tanto, decenas de miles de dreamers siguen esperando, y se les acaba el tiempo.   POR PATRICIA GUADALUPE Periodista