Es de reconocerse la honestidad del candidato del PRI y de la coalición Todos somos México, José Antonio Meade, en el sentido de que las campañas de los candidatos de los partidos van mal y no le está gustando a la ciudadanía, se han dedicado a burlarse y descalificarse entre sí, Meade señalando a Anaya que porque habla varios idiomas mejor se vaya como guía de turistas y no como candidato presidencial, descalificando así a los miles de mexicanos y mexicanas que son políglotas y trabajan en importantes corporativos. A Meade, López Obrador lo llamó señoritingo y aquél le ha dicho que sus propuestas son sólo ocurrencias y que es un peligro. Y así el discurso de estos tres candidatos, más centrados en la descalificación del oponente.
Ya lo hemos dicho aquí en estas páginas, que el exacerbado ánimo de estos candidatos sólo muestra su desesperación por no subir en las encuestas y saben que están en su punto máximo. Una vez que se aprueben las candidaturas independientes y estén en la boleta de la elección presidencial, estos candidatos por gravedad entrarán en la línea de descenso no sólo porque son más los ciudadanos que rechazan a los partidos, sino porque los votos duros partidistas van también a la baja.
La desesperación que exhibe el equipo del candidato José Antonio Meade es ya inocultable, la insistencia de difundir en redes sociales sus supuestas propuestas y bondades de 20 años de trayectoria y experiencia en el sector público es elocuente. La presentación a la ligera de sus propuestas de seguridad y contra la corrupción mediante la exposición de puntos genéricos habla de que no la están pasado muy bien en sus equipos de campaña; por ejemplo, confiscar el dinero, propiedades y bienes de funcionarios corruptos y la recuperación de bienes obtenidos por la delincuencia organizada, formar una gran policía, castigar igual a quienes comentan el mismo delito en la República, echar andar en sistema nacional de identificación y registro, y atacar las causas sociales de la delincuencia, son propuestas que no tienen nada de novedoso, pero sí que parten de una situación desesperada.
Igual Andrés Manuel López Obrador sigue dando muestras del más puro pragmatismo político, aquel en el que el fin justifica los medios aunque estos exhiban incongruencia de principios y sí mucha ambición como fue con la anexionada Gabriela Cuevas a su proyecto, que para que siguiera siendo la Presidenta de la Unión Interparlamentaria, ambición pura. Y Ricardo Anaya sigue vapuleando al PAN, haciendo y deshaciendo a su antojo, cosa que muchos militantes ya no va a seguir tolerando previéndose la salida de muchos panistas que seguramente se irán a apoyar otras opciones. Y como su campaña no sube, tiene que subirse a la fama del Niño huichol Yuawi López que pusieron a cantar para el partido Movimiento Ciudadano.
Y mientras esos tres candidatos andan en plena campaña, llevando a cabo eventos públicos para todo público no sólo para militantes de sus partidos sino a toda la ciudadanía, con propaganda pagada con dinero público, el Instituto Nacional Electoral, se hace ojo de hormiga, ni los ve ni los oye cómo si el órgano electoral siguiera siendo una dependencia de gobierno, ojalá y tenga todavía un poco de ética ciudadana y haga observar a los partidos no infrinjan la ley.
Diacrítico: Estos candidatos no están a la altura de la ciudadanía, prueba de ello es que en ella no hay entusiasmo por los candidatos de esos partidos, como que son dos lógicas y dos tiempos distintos. Los candidatos y sus partidos en pachanga y campaña adelantada, y la ciudadanía a la espera de candidatos o candidatas con mayor credibilidad.